El monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono (CO₂) son dos compuestos simples de carbono y oxígeno, pero sus propiedades fisiológicas difieren radicalmente. Mientras que el CO es un gas altamente tóxico en concentraciones muy bajas, el CO₂ es un gas producido constantemente por nuestro metabolismo, tolerado dentro de ciertos límites. Sin embargo, la única diferencia estructural entre estas dos moléculas es la presencia de un átomo de oxígeno adicional en el CO₂.
El CO contiene solo dos átomos (carbono y oxígeno), por lo que su geometría es lineal (un solo eje de alineación). Los átomos están alineados en línea recta: C–≡–O (dos átomos alineados).
El CO₂, por otro lado, también es lineal pero simétrico y no polar, con dos enlaces dobles: O=C=O (tres átomos en línea recta).
Esta diferencia estructural altera la reactividad química, la interacción con las biomoléculas y, por lo tanto, la toxicidad fisiológica.
La toxicidad del CO proviene de su afinidad muy fuerte por la hemoglobina, aproximadamente de 230 a 300 veces mayor que la del oxígeno. Una vez unido a la hemoglobina para formar carboxihemoglobina (HbCO), el CO impide que el O₂ se fije y altera su liberación en los tejidos, provocando una hipoxia severa. Con un 0.1% (1000 ppm) de CO en el aire, una persona puede perder el conocimiento en cuestión de minutos.
Por otro lado, el CO₂ no se fija a la hemoglobina de la misma manera. Se produce en las mitocondrias durante la respiración celular, se transporta parcialmente en forma de bicarbonato \( \text{HCO₃⁻} \) y se expulsa por los pulmones. Este gas incluso juega un papel clave en la regulación del pH sanguíneo.
Aunque es un desecho metabólico, el dióxido de carbono no es intrínsecamente tóxico en bajas concentraciones. Sin embargo, cuando supera el 2-3%, altera el equilibrio ácido-base al formar ácido carbónico \( \text{CO₂ + H₂O ⇌ H₂CO₃ ⇌ H⁺ + HCO₃⁻}\), lo que lleva a una acidosis respiratoria. Solo por encima del 5-8% de CO₂ en el aire se observan efectos neurológicos graves y riesgo vital.
El CO₂ se vuelve tóxico para el organismo humano a partir del 2-3%, con efectos graves y potencialmente mortales por encima del 5% en el aire respirado.
Un adulto en reposo expulsa aproximadamente 200 mL de CO₂ por minuto. En 8 horas de sueño, cada persona genera aproximadamente 90–100 L de CO₂ por noche.
Tomemos una habitación de 15 m² con una altura de techo de 2.5 m, el volumen total = 37,500 L. El CO₂ expulsado por una persona representa: \(\frac{100\ \text{L}}{37\,500\ \text{L}} = 0{,}0027 = 0{,}27\%\) Adición de 0.27% de CO₂ en la habitación durante una noche completa, sin ventilación.
El aire exterior contiene ~0.04% de CO₂. En una habitación cerrada con 2 personas, el nivel puede subir entre 0.2% y 0.5% (2000–5000 ppm). Este nivel sigue estando por debajo de los umbrales patológicos (los primeros síntomas de hipercapnia comienzan alrededor del 2-3%).
Incluso con varias personas, el CO₂ sigue estando muy por debajo de los niveles tóxicos durante una noche típica, a menos que la habitación sea extremadamente pequeña, completamente hermética y sin ninguna fuga de aire (lo cual es raro).
Una modificación aparentemente menor en la estructura molecular – como la adición o eliminación de un solo átomo – puede llevar a efectos bioquímicos profundamente diferentes, incluso opuestos.
Esto muestra cuánto las propiedades químicas emergen de la estructura molecular fina. Y subraya por qué la predicción de las interacciones químicas y biológicas es compleja: depende no solo de los elementos presentes, sino de su disposición espacial, polaridad, simetría, orbitales moleculares…