Un mono inmortal, golpeando un piano dos veces por segundo al azar y también eligiendo la duración de cada nota al azar, tardaría en promedio: ≈ 1,6 × 109834 años en tocar al azar toda la 5ª Sinfonía de Beethoven. Así que, incluso para un mono inmortal en un multiverso infinito, es prácticamente imposible.
Parece aún más improbable pasar de una bacteria a un humano que tocar a Beethoven para un mono inmortal. Sin embargo, sucedió.
La evolución es un proceso dirigido (por la selección natural), acumulativo y que se beneficia de un tiempo y recursos astronómicos. A diferencia del mono pianista, la vida no "vuelve a empezar desde cero" cada generación. Lo que parece milagroso es solo el resultado de miles de millones de años de ensayos, errores y adaptaciones exitosas en un entorno propicio.
Esta es la diferencia entre una probabilidad puramente aleatoria (el mono) y una probabilidad canalizada por reglas físicas y biológicas (la evolución).
Evento | Grado de improbabilidad | Sistema | Contexto |
---|---|---|---|
Un mono toca a Beethoven | ≈ 1,6 × 109834 | Aleatoriedad pura | Sin retroalimentación, sin selección |
Una bacteria evoluciona hacia Homo sapiens | Extremadamente improbable también | Pero sujeto a evolución, selección, retroceso o abandono de una solución ("retroceso") | Con memoria, reproducción, competencia, adaptación |
Es tentador imaginar la evolución como un juego cósmico de dados, un puro producto del azar. Después de todo, las mutaciones genéticas que introducen variabilidad en las poblaciones son aleatorias. Pero la evolución no es una simple deriva estocástica: se basa en un principio fundamental no aleatorio, la selección natural. Este mecanismo, formulado por Charles Darwin (1809-1882), actúa como un filtro, guiando la evolución al preservar las variantes mejor adaptadas al entorno.
A diferencia del mono que escribe completamente al azar, la evolución biológica es un proceso no aleatorio guiado por la selección natural: las mutaciones ventajosas se conservan, las demás se eliminan.
El error común es confundir mutación (aleatoria) con evolución (proceso guiado). Una analogía útil es la del mono inmortal tocando un piano: aunque podría, estadísticamente, tocar la Quinta Sinfonía de Beethoven por casualidad, la probabilidad de que lo logre en menos de \(10^{9834}\) años es infinitesimal. La evolución, en cambio, acumula éxitos generación tras generación. No prueba todas las combinaciones al azar; aprende.
La evolución no parte de cero en cada paso. Cada innovación (ADN, células eucariotas, multicelularidad, etc.) sirve como base para el siguiente paso. Es un proceso acumulativo, a diferencia del piano donde cada nota es independiente.
Si el mono tuviera que reproducir primero una medida, luego dos, luego una frase musical (con memorización de los éxitos), la probabilidad aumentaría radicalmente. El mono no tiene un piano que premie las buenas notas.
La selección natural actúa como un algoritmo de optimización: retiene las variaciones genéticas que aumentan la supervivencia y la reproducción. Incluso las mutaciones neutras o ligeramente desventajosas pueden persistir o desaparecer dependiendo del contexto ambiental. Esta interacción constante entre variación y selección da lugar a trayectorias evolutivas que, aunque no dirigidas, no son arbitrarias.
En otras palabras, la complejidad de la vida no resulta de un milagro estadístico. Surge de un proceso iterativo que combina ruido genético y selección adaptativa. Estructuras biológicas extraordinariamente complejas, como el ojo o el cerebro, no surgieron de golpe por casualidad, sino que se afinaron lentamente, capa tras capa, como en un algoritmo evolutivo.
Comparar la evolución con un sorteo perpetuo es ignorar el papel determinante de la retroalimentación ambiental. Esta última, al seleccionar lo que funciona, introduce una forma de orden emergente en un sistema aparentemente caótico. Esto es precisamente lo que distingue a un mono que juega al azar de un sistema biológico que evoluciona hacia la complejidad.
Característica | Evolución por selección natural | Proceso aleatorio puro |
---|---|---|
Fuente de variación | Mutaciones genéticas (aleatorias) | Fluctuaciones aleatorias sin mecanismo definido |
Retroalimentación | Sí (selección natural) | Ninguna |
Acumulación de éxitos | Sí, mediante reproducción diferencial | No, ninguna memoria de eventos pasados |
Dirección | Guiada por el entorno (sin meta final) | Ninguna dirección, puro vagabundeo |
Tiempo de aparición de un sistema complejo | Millones a miles de millones de años, pero realista | Tiempo exponencialmente astronómico |
Estructura emergente | Funcional, adaptada (ej: ojo, ala, cerebro) | Rara, incoherente, incluso caótica |
Ejemplo analógico | Algoritmo evolutivo con clasificación y mutación | Mono inmortal tocando al azar un piano |
Fuentes: Darwin (1859), Maynard Smith (1986), Dawkins (1986), Gould (1990), Nowak (2006), Lehninger (2021)
Lo que parece milagroso es solo el resultado de miles de millones de años de ensayos, errores y adaptaciones exitosas en un entorno propicio. Esta es la diferencia entre una probabilidad puramente aleatoria (el mono) y una probabilidad canalizada por reglas físicas y biológicas (la evolución por selección natural).
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