La Isla de Pascua particularmente aislada, es una pequeña isla (162 km2) del Pacífico, 3 700 km de la costa de Chile y 4 000 km de Tahití.
La primera población humana de la isla ha atraído a cientos de estatuas de varias decenas de toneladas, los Moais, entre los años 800 y 1200.
La isla, habitada por 4 000 personas, fue descubierta por el holandés Roggeveen Jakob, el día de Pascua Domingo, 05 de abril 1722.
Esta pequeña isla es famosa por su patrimonio arqueológico y los restos megalíticos (alrededor de 900 estatuas de basalto, 400 sin inacabadas).
La isla tiene pocos bosques, pero los primeros exploradores europeos describir la presencia de madera y de maleza.
Las investigaciones arqueológicas demuestran que muchas especies de árboles han desaparecido completamente o casi en los años 1500-1600.
Esta tierra habitable, el más aislada del mundo, es un ejemplo de auto-destrucción de una sociedad.
Mucho tiempo los científicos los científicos se han preguntado cómo en una isla cubierta de praderas, sin árboles, la Polinesia podría tener que hacer para construir estas enormes estatuas y por qué la mayor parte de ellas fueron demolidas.
De hecho en el momento esta isla poseía bosques y árboles grandes, pero la gente a reducir gradualmente hasta que el último para desarrollar su sociedad.
Sin leña, sin cuerda, las estatuas fueron abandonadas y cientos quedaron sin inacabadas.
La erosión del suelo que sigue, la falta de recursos y las guerras de clanes eventualmente destruir esta sociedad.
Este colapso es un ejemplo de agotamiento total de los recursos, en un territorio aislado, y marca el desarrollo repentino de una sociedad.
Lo mismo ocurre en nuestro planeta donde somos prisioneros y el agotamiento de los recursos más rápido de lo que se renuevan es un riesgo que amenaza a toda la humanidad.
Nuestra expansión humana podría marcar un retroceso cuando los muchos recursos que sacamos en el planeta no serán suficientes.
N.B.: En 1798, Thomas Malthus observó que las especies vivientes tienden a crecer de forma exponencial mientras que los recursos pueden crecer al mismo ritmo.
De ello se desprende que una catástrofe demográfica es inevitable.