Nuestra cosmovisión antropocéntrica está maltratada desde la era científica. De hecho, más la ciencia explica el universo que nos rodea, hasta la aparición de la vida y más el hombre parece ser un fenómeno común. El hombre que estaba en el centro de la creación, en una Tierra bendecida por los Dioses, en el centro del universo, pierde poco a poco su estatus. Desde el siglo 20, la materia de la que está hecho, es una materia común, que la vida viene desde el espacio, y por lo tanto también de que nuestro planeta no es que una isla perdida entre miles de millones de islas en el espacio infinito.
"La ciencia, como una expresión atribuida a Freud, infligió varias heridas a la autoestima de la humanidad, haciendo estallar el marco antropocéntrico para localizar al hombre en un pequeño lugar en el Cosmos y confinado en el más breve instante de tiempo tan corto que improbable". ( Pascal Picq , le monde a-t-il été créé en sept jours ?).
El hombre siempre ha estado fascinado por la belleza del cielo y del universo. Ante tal complejidad, es normal tener una visión falsa.
En Praga, en el siglo 17, tres personajes interrumpirán esta visión.
Un científico con las ideas revolucionarias, un mecenas de la ciencia y un apasionado por las matemáticas. Emperador Rodolfo II se interesó por la astronomía y trajo a su corte el más grande astrónomo de su época, el excéntrico danés Tycho Brahe, ayudado por el astrólogo, apasionado de matemática enclenque y enfermizo, Johan Kepler.
Desde los tiempos remotos, el ser humano trata de conjurar su angustia mortal y espacios infinitos explicando el mundo que le rodea por las acciones de los espíritus y de los dioses.
El hombre de Neandertal (250 000 - 28 000 años) se explicaba el universo por los espíritus, el espíritu Sol, el espíritu la Luna, el espíritu de las estrellas y todo le trataba con familiaridad, a la medida de su angustia.
Hay cerca de 10 000 años, el universo de los espíritus se vuelve mítico, es el dominio de los Dioses. Todos los fenómenos se explican entonces por las acciones de los dioses, la creación del cielo, de la Tierra, océanos, del hombre, el amor, la guerra...
Para los babilonias hace 5 000 años, el dios del Cielo es Tiamat, mujer original que engendra a Ea, el dios de la Tierra.
Para los egipcios, Râ, el dios Sol, en su trayecto diario a través del cielo, atravesaba en barco la espalda de Nout el día, para volver por la noche sobre sus pasos.
Para chino, el mundo fue engendrado por el efecto recíproco de ambas fuerzas polares opuestas, el Yin y el yang.
Para griegos, más cuestión de entregarse ciegamente a los dioses pero de observar los fenómenos tales, como los son explicándose.
El hombre comparte entonces el saber de los dioses, es el milagro griego, la edad de oro de la ciencia y de la filosofía de la que heredamos los bienes hechos todavía hoy (500 - 200 años a. C).
4000 años a. C, la Tierra está en el centro del Universo. Las primeras teorías sobre la arquitectura de nuestro universo aparecen en Mesopotamia.
Encontramos allí en efecto las primeras relaciones que conciernen a la observación de los eclipses de la Luna, los cometas así como las primeras predicciones de las conjunciones de los planetas entre ellas.
Los mesopotámicos también aprendieron a reparar en el desplazamiento progresivo de las constelaciones en el cielo, y la vuelta anual las estrellas.
La Tierra en este período había hecho visible como estando en el centro del Universo, con otros cuerpos que gravitaban alrededor de ella. En Europa, Las primeras medidas astronómicas suben a cerca de 6700 años a. C, data al cual se encuentra las primeras alineaciones de menhires luego las piedras puestas de Stonehenge (Inglaterra).
El sitio de Stonehenge, observatorio verdadero y astronómico, fue el objeto de numerosas teorías del que estuvieron la predicción de los solsticios, los equinoccios pero igual los eclipses de Sol y de la luna.
El número de sitios similares a través del mundo testimonia la importancia dada de las relaciones de los movimientos del Sol y de la luna.
En Egipto 4000 años a. C, creamos el primer calendario anual.
Después de haber observado que la estrella Sirio aparecía al mismo tiempo que la crecida anual del Nilo, las egipcias deducirán que el Sol se encuentra cada 365 días, en el mismo sitio en el cielo con relación a otras estrellas.
Dividieron así el año en tres temporadas : la temporada de las inundaciones, la época de siembras, y la temporada de las cosechas. La astronomía Egipcia, griega, romana, árabe y maya es fundada sobre el movimiento aparente de los astros.
Sus calendarios solares y sus calendarios lunares y de Venus presentan sólo diferencias mínimas con los astrónomos modernos.
7 siglos a. C., Tales de Millet, el filósofo, científico y matemático griego repite las concepciones astronómicas de Babilonias.
Ve la Tierra como un disco que flota sobre el agua y el Cielo como una bóveda que limita la gente. Su interés para la astronomía lo conducirá a observar que ciertas estrellas no eran totalmente fijas con relación a otras y las bautizó al significar planetas, cuerpos errantes.
Es mientras la humanidad se da cuenta de la existencia de seis planetas (Mercurio, Venus, Tierra, el marzo, Júpiter y Saturno).
Desde los tiempos remotos, la inmensa mayoría de los hombres consideraron que la Luna y el Sol también eran unos planetas y no divisaban la posición de la Tierra en el universo, Pitágoras fue uno de los primeros en avanzar que la tierra es esférica. Los pitagóricos consideraban pues la Tierra como una esfera en revolución alrededor de la cual giran en círculos concéntricos el sol, la luna, los cinco planetas entonces conocidos, y la esfera de las estrellas fijas del cielo. La Tierra ha sido reconocida como planeta por griegos hacia el año 500 a. C. y 4 siglos a. C. Aristóteles demuestra que la Tierra es esférica hablando de la sombra apoyada por la tierra sobre la luna que cuelga los eclipses. 3 siglos a. C., el griego Aristarco de Samos ya indica que la Tierra gira alrededor del Sol sobre una órbita circular. Es uno de los primeros en proponer un universo heliocéntrico pero tal concepción todavía revolucionaria no encuentra la aprobación de sus contemporáneos.
Coloca también la esfera de las estrellas mucho más lejos de la órbita terrestre sin aportar la demostración.
No obstante, esta noción ha sido ignorada durante dos milenarios, ya que es sólo a partir de 1543 que el monje polaco Nicolás Copérnico enunció que la Tierra simplemente era sólo uno de los planetas que giraba alrededor del Sol. Desde luego, esta teoría iba en contra de el modelo geocéntrico muy ampliamente aceptado desde que Ptolomeo lo había dado una descripción formal. Durante este período oscuro y muy largo para la ciencia, el sistema geocéntrico había sido aceptado como la verdad inalienable por escuelas diversas de pensamiento (incluido por la Iglesia católica). Finalmente, la idea de Copérnico se impuso ya que este sistema funcionaba mejor y utilizaba menos hipótesis no verificadas que el de Ptolomeo.
Este último necesitaba en efecto artificios cada vez más oscuros para quedar de acuerdo con las observaciones siempre más precisas.
Luego Danois Tycho Brahe y su asistente alemán Johannes Kepler aumentó al modelo copernicano de otros perfeccionamientos de acuerdo con las observaciones y la nueva teorí
Nicolás Copérnico (1473 - 1543) devuelve pues en causa la idea que la tierra es en el centro del Universo y se percibe que la tierra marcha bien alrededor del sol. Por primera vez, representa el Universo con su centro nuestro Sol y finalmente coloca todos los demás astros en órbita alrededor de éste. Fue ejecutado para esta herejía hacia la iglesia.
Finalmente, en 1610, las observaciones hechas por Galileo Galilei (1564-1642), con la ayuda de sonido todo primer telescopio, abastecieron las pruebas que confirmaban la visión de Copérnico.
Galilea observó, entre otras cosas, que Venus aparecía según fases semejantes a las de la Luna (es decir, medias lunas, la nueva Luna y la luna llena) que podían explicarse sólo si este planeta describía una órbita alrededor del Sol, más pequeña que la de la Tierra.
El sistema de Ptolomeo, a pesar de todos los remiendos imaginados, jamás pudo dar cuenta de fases de Venus.
Galilea deduce también de sus observaciones que la Vía láctea está constituida por un gran número de estrellas, que la Luna es recubierta con cráteres, que los planetas no emiten luz, que sólo reflejan la luz del sol, que Júpiter posee satélites y sostendrá el hecho de que la Tierra y los planetas marchan bien alrededor del sol.
Será perseguido por la Inquisición, y deberá renegar públicamente sus tesis dichas "herejes".
Pero los descubrimientos de Galilea tuvieron distintamente más impactos sobre el sistema europeo de pensamiento que sobre la misma explicación del funcionamiento de nuestro sistema solar.
En efecto, hasta este estadio de nuestra historia, ellos todos consideraban que la Tierra (y por extensión la Humanidad) era el centro alrededor del cual todo gravitaba. Nuestro mundo, con todas sus imperfecciones, fue percibido como el dominio del hombre, mientras que los cielos perfectos e inmutables, eran el dominio de los Dioses.
Esta cosmología reveladora del espíritu humano, se cogió en falta toma cuando se demostró que ciertos objetos celestes gravitaban alrededor de otro astro.
El advenimiento de la visión científica del mundo revolvió no sólo las creencias de la Iglesia pero llevó un golpe severo a otras formas de pensamiento mágico, de las que estuvieron la astrología que empezó una decadencia dado varios siglos, enganchada desesperadamente a la idea de un universo geocéntrico.
Isaac Newton (1643 - 1727) descubre las fuerzas gravitacionales inspirándose en leyes de Kepler. Demuestra en efecto la existencia de una fuerza atractiva que uniría el Sol con los planetas del sistema solar. Esta fuerza gravitacional dependería de la masa de los planetas y del Sol, pero también de la distancia que los separan. La gravedad universal introducida por Newton permitirá explicar numerosos fenómenos como las mareas, las órbitas de los cuerpos celestes, la formación de los planetas, las estrellas y las galaxias. Este principio modifica todavía más la visión del mundo y coloca la Tierra y pues el hombre en una mecánica celeste universal.
Edmon Halley (1656-1742) explica el ciclo de los cometas. En 1705, el astrónomo de origen británico predecirá, utilizando las leyes recientemente formuladas por la mecánica celeste de Newton, que el cometa visto en 1531, 1607, y en 1682 volvería en 1758. Avanzará que la aparición de este cometa (dicha sobre Halley) es periódica, y que regularmente nos visitará cada 75 años. Predicción que se reveló exacta después de su muerte. En 1786, Pierre Simón Laplace anuncia que nuestro sistema solar nació de uno " nebulosa primitiva " que ocupa el espacio y que se despliega más allá de Urano, el último planeta conocido en aquella época.
El astrónomo y el físico francés desarrolla también la teoría de objetos ultra macizos y propone por primera vez el concepto de "agujero negro".
La Tierra aparece entonces como la que es un polvo simple de esta nebulosa. En 1916, Albert Einstein propone un nuevo marco para comprender el universo y anunciará que no hay del tiempo, ni de espacio absoluto. Su teoría de la relatividad general modifica las nociones de espacio y del tiempo. Este último no sería llano sino formaría al contrario una curva.
Einstein asimila la gravitación no a fuerzas, pero a una "curvatura" del espacio y del tiempo engendrada por los cuerpos macizos.
Así es como el Universo, modelado por la gravitación, tejido por la luz y doblado por la materia, se hace "elástico". El tiempo cantidad entonces hasta terrateniente no pertenece más al hombre, es relativo.
En 1929, Edwin Hubble todavía extiende el Universo. Muestra, estudiando la galaxia Messier 31 de Andrómeda, que el espacio es poblado de galaxias, y hace un descubrimiento capital observando que todas las galaxias se alejan de nosotros.
La tesis de un universo en expansión es reconocida así. Esto lo conducirá a formular una ley según la cual, cuanto más una galaxia es alejada de nosotros y más su diferencia espectral hacia el rojo (Redshift) es importante.
La " Ley de Hubble " será interpretada así como la consecuencia de la expansión del universo.
En 1948, Jorge Gamow, físico americano de origen ruso, introducido la teoría del Big Bang y avanza que el Universo se habría formado hace menos de 15 mil millones de años, en respuesta a una explosión gigantesca de materia particularmente densa.
Sugiere que los diferentes elementos observados hoy han sido generados justo después de esta explosión llamada Big Bang.
En este instante, la temperatura y la densidad extremadamente elevadas por el Universo permitieron la fusión de las partículas subatómicas y de una vez extremadamente corta, toda la materia del Universo se habría formado. Todavía un golpe duro que viene para modificar nuestra visión del mundo.
En 1965, Arno Penzias y Robert Wilson descubre un brillo fósil con la ayuda de una antena utilizada para estudiar el brillo radio.
Este ruido de fondo residual es idéntico en todas las direcciones del universo.
Descubren así un conjunto uniforme de fotones que llenan todo el Universo, que de manera extraña parece no poseer ninguna fuente definida.
Este brillo radio y residual confirma la teoría de Big Bang. El centro del universo no existe más, la visión de nuestra Tierra ahora es muy diferente de la noción geocéntrica que se hacía a los primeros observadores. La Tierra es un polvo de nebulosa, el Sol una estrella común entre un número increíblemente elevado de objetos idénticos, las estrellas.
En 1929, en colaboración con Milton Humason, Hubble establece, gracias a la espectroscopia, la relación entre la distancia de las galaxias y su velocidad de alejamiento, conocida actualmente bajo el nombre de ley de Hubble, al principio del concepto de expansión del universo.
Entre 1969 y 1972, la misión Apollo desarrolla 6 vuelos habitados con destino al suelo lunar para explicarse esta nueva visión del mundo, que escapa de él.
Quiere comprender su origen, su historia y su evolución a través de la exploración de su satélite 'polvo'. En medio del verano de 1969, la humanidad alcanza su objetivo realizando su sueño : pisar el suelo lunar. Quedado en los encargos del buque principal, Michael Collins espera sobre su órbita lunar, mientras que Neil Armstrong y Edwin Aldrin ceban su bajada hacia la Luna, a bordo del módulo Eagle.
En 1980, Alan Guth y Henry Tye sugieren que en el cierto momento de su nacimiento, el Universo conoció un período de expansión fulminante. Los 2 físicos basaron particularmente sus búsquedas en los trabajos de Stefan Hawking asociando la teoría de la inflación a la de Big Bang.
Al nacimiento del universo, una fuerza colosal habría transformado en efecto un punto simple en un espacio casi infinito. La inflación del Universo permite así explicar la formación de las galaxias a partir de las fluctuaciones cuánticas pero sobre todo por qué las diferentes partes del universo se parecen. En 1992, descubrimos la nube de Oort y el cinturón de Kuipper bien más allá de Plutón descubierto en 1930.
Existían uno o varios astros más allá del 9o planeta, mientras que las únicas algunos cometas parecían provenir de estas regiones.
En los años 50, el astrónomo neerlandés Jan Hendrik Oort descubre la procedencia de todos estos cometas. Llegó así a probar que la mayoría de ellas venía de una región sola y misma bautizada " Nube de Oort ".
Luego es Gerard Peter Kuiper, nacido bajo el nombre Gerrit Pieter Kuiper astrónomo neerlandés, quien emite la hipótesis que un anillo de cometas se encuentra más allá de Plutón. Habrá que sin embargo esperar los años 90 para que la existencia de este cinturón célebre de Kuiper sea finalmente aceptada.
Nuestro sistema solar engloba desde ahora en adelante la nube de Oort y se aumenta muchísimo, con esta visión nueva. Comprende ahora un vasto envolvente de cuerpo que orbitan entre 40 000 ua y 150 000 ua (0,73 pc) y pues situado bien más allá de la órbita de los planetas y del cinturón de Kuiper. A esta distancia del Sol, hay una concentración vasta de cometas y algunas dejan a veces su esta nube para cambiar de órbita y rozar con la órbita terrestre.
La dirección de estos polvos inquieta los habitantes de la Tierra que somos, es por eso que nuestros telescopios los observan atentamente.
El hombre se da cuenta que es probablemente más único en el Universo.
En 1995, Miguel Mayor y Didier Queloz descubren las primeras exoplanètes desde el observatorio de Alta Provenza. El exoplanètes son unos planetas que no pertenecen a nuestro sistema solar. Justo examinando los espectros de 142 estrellas, ellos observan el indicio de presencia de exoplanètes. Observando la luz de una estrella, podemos en efecto descubrir oscilaciones. Cuanto más el planeta es macizo y próximo de la estrella, más la oscilación inducida es fácil medir. Después, los descubrimientos de exoplanètes se sucedieron con una regularidad casi monótona. El hombre investiga frenéticamente su origen y lanza satélites en todos las direcciones para comprender.
En 2001, el satélite WMAP toma medidas muy precisas del brillo fósil, ofreciendo así una imagen detallada del origen del Universo.
Según la teoría de Big Bang, el Universo se derivaría de la explosión de un " punto primitivo " entrado en expansión de modo desastroso, hay cerca de 14 mil millones de años. De esta explosión inicial, queda un rastro fósil emitido cerca de 380 000 años después, cuando el Universo estaba inmerso en una " sopa primordial ".
El hombre trata desde el 1959, de comunicar con una inteligencia extra terrestre.
Morrison y Cocconi tienen entonces una idea de genio. Tratando de ponerse en el lugar de una civilización extraterrena tecnológicamente avanzada, consideran que la mejor frecuencia que hay que utilizar es la de la 1420 MHz.
En efecto la frecuencia de 1420 Mhz corresponde de hecho al hidrógeno, al más abundar el elemento en el Universo. Dado que ninguna civilización inteligente puede ignorar este hecho, ambos autores piensan que el hidrógeno puede constituir el arreglo por defecto de todos los puestos radios interestelares. En septiembre de 1959, Morrison y Giuseppe Cocconi publican en Naturaleza un artículo que asienta los fundamentos teóricos de una comunicación posible y interestelar. Morrison anticipa allí el interés en utilizar las microondas en las tentativas de comunicar a distancias muy largas y avanza la conjetura de Morrison-Coconni : Si una civilización extraterrena venga para querer comunicar, utilizaría como frecuencia de emisión de 1420 a MHz, el del átomo más simple y el más difundido en el universo que es el del hidrógeno (H).
La vida no es posiblemente más un privilegio terrateniente. En 1865, el alemán Hermann Richter considera que se va por mal camino buscando los orígenes de la vida sobre nuestro planeta. La vida podría venir de profundidades del espacio, y la Tierra habría podido ser sembrada muy bien por partículas celestes hormigueantes de seres vivos, el cosmozoaires. Enterrados al corazón de los meteoritos, estos últimos podrían atravesar la atmósfera terrestre sin sufrir de daños. Esta teoría es considerada con seriedad por la inmensa mayoría de los científicos. Esta teoría, que afirma que la vida viene del cosmos, lleva el nombre de panspermia. Tan seductora sea, el panspermia sin embargo sólo rechaza el misterio de los orígenes de la vida, desplazándolo de la Tierra hacia el espacio. Si la vida nació al mismo tiempo que el Universo, y si existe desde hace tiempo, esto explica su presencia sobre Tierra, sin resolver por eso el problema de su aparición en el Universo. Sin embargo la síntesis de moléculas orgánicas parece ser un fenómeno muy corriente en el espacio. En el vacío interestelar, los científicos censaron algunos 120 moléculas orgánicas que contenían entre 2 a 13 átomos de carbono. Los numerosos cuerpos extraterrenos, los cometas, los meteoritos o los micro meteoritos también contienen a una muchedumbre de moléculas orgánicas más o menos complejas.
El hombre se interroga ahora el carácter universal de la pareja carbono / agua.
Esta combinación que acabó en la formación de los seres vivos, ciertamente no es la única que la Naturaleza tiene, a su disposición. El amoniaco, constituido por un átomo de nitrógeno unido a tres átomos de hidrógeno (NH3), le posee propiedades físicas próximas del del agua pero contrariamente a esta última, el amoniaco es líquido sólo entre--78°C y 33°C.
Las reacciones químicas que pueden celebrarse en este disolvente pues son mucho más lentas que la que toma sitio en el agua (la velocidad de las reacciones que disminuye con la temperatura).
Siguiendo un raciocinio similar, los exobiologístos especularon con la existencia de formas de vida edificadas tampoco el carbono, pero el átomo a las propiedades análogas, el silicio situado justo debajo del carbono en la clasificación periódica de los elementos de Mendeleiev, el silicio también es tetravalente (es decir que puede formar cuatro enlaces con otros átomos, totalmente como el carbono).
Pero estos enlaces son demasiado sólidos y necesitan demasiado energía para ser rotos y autorizar así las reacciones innumerables indispensables para la viviente. El Universo no parece haberse divertido con silicio.
Gracias a la ecuación de Drake, una interrogación que parecía insoluble de parte su envergadura fue recortada en una serie de pequeñas cuestiones a las cuales los científicos podían aportar respuestas claras.
Pero sólo, el número de estrellas presentes en nuestra Galaxia, es conocido más o menos, cerca de 200 mil millones. Descubrimientos recientes de exoplanètes, podemos también estimar el parámetro fp.
El número de sistemas planetarios descubiertos no es suficiente sin embargo para calcular con precisión el porcentaje de estrellas alrededor de las cuales gravitan planetas. Las cosas se complican singularmente con los parámetros biológicos. Todavía no habiendo resuelto el enigma del origen de la vida sobre Tierra, somos incapaces de estimar la probabilidad de aparición de la vida sobre un planeta propicio a su nacimiento.
Los astrónomos son optimistas sin embargo sobre la extensión de la zona de habitabilidad. Los últimos parámetros son los más problemáticos.
Si la probabilidad de aparición de células primitivas sobre un planeta dado posiblemente muy elevado, nada dice que estas células acabarán, después de varios mil millones de años de evolución, en el nacimiento de seres inteligentes. La aparición de la inteligencia es posiblemente sólo un golpe de póquer. Además, formas inteligentes de vida no desarrollan tampoco forzosamente una maestría tecnológica.
La vida útil de una civilización tecnológicamente avanzada también no es conocida. Según ciertos científicos, la fórmula de Drake no es nada más que la concentración de una gran cantidad de incertidumbres en un pequeño espacio. Pues no nos asombraremos de saber que las estimaciones del parámetro N van de 1 millón a una única, nuestra propia civilización.
Simplificando de manera osada, obtenemos el resultado interesante, o N es igual a T. La resolución de la ecuación vuelve pues a conocer la vida útil de una civilización inteligente y tecnológicamente acercada en el Universo.
Hay que reconocer bien que la ventana de comunicación es muy estrecha. La probabilidad que una forma de vida tecnológicamente avanzada pueda desarrollarse en otro lugar en el universo sería mucho más débil que estimada inicialmente. Esto podría ser porque los factores que permiten desarrollar la vida son muy numerosos (por lo tanto de la presencia de los elementos químicos que estructuran la vida y de una fuente de energía que va hasta la presencia de un planeta gigante tal Júpiter para aspirar los asteroides que, de otro modo, destruirían demasiado rápidamente la vida en formación).
Podría ser también porque, hasta estos factores reunidos, las probabilidades que los elementos químicos se combinan para formar la materia viva son tan débiles que este acontecimiento se produjo sólo una vez en toda la historia del universo.
La probabilidad que una galaxia tiene una vida inteligente esta débil, pero la galaxia en la cual nos encontramos tiene por lo menos una especie inteligente por definición.
Podría tener allí millares de galaxias que poseen esta característica, la vida inteligente, pero evidentemente no estamos en estas galaxias para observar este hecho.
Y si el Universo era sólo resplandeciente ilusión, un negro laberinto salpicado de imágenes fantasmas, tapizado con espejos extraños y virtuales... ¿
Si por la magia de la misma estructura del cosmos los astros por mil millones que percibimos al zenit no eran así como los reflejos repetidos por algunas estrellas solamente? Posiblemente entonces habría 1000 veces menos estrellas en el cielo que lo que vemos.
Nuestra propia galaxia, la Vía láctea, sería posiblemente visible muchas veces en el cielo, bajo otros ángulos, con otras formas aparentes. Y todavía puede ser, si disponíamos de un telescopio infinitamente poderoso, podámonos percibir a lo lejos los reflejos azulados de un pequeño planeta de manera extraña y forzosamente familiar, la Tierra. Alucinación, no con los ojos de Juan Pedro Luminet, astrónomo al observatorio de Paris-Meudon. " Esto son universos que llamo arrugados... En tal espacio las trayectorias de los rayos de luz emitidos por cualquier fuente de luz toman cantidades de caminos para alcanzarnos, casarse cada uno con los pliegues del trapo cósmico. "
El astrofísico concede que si esta hipótesis de trabajo es cara por su corazón y por su espíritu, es no obstante lejos de ser probada. Debemos abandonar la idea envenenada que nuestra visión del mundo es la realidad y esto no es un asunto delicado, luego aceptar que las matemáticas pueden entregarnos un instrumento de percepción del mundo mucho más poderoso que nuestros ojos. Esto todavía se complica cuando Pierre Luminet, trata de comprender la forma del cosmos. El universo-molusco mismo construido por Einstein en el marco de la teoría de la relatividad, hecho perder la chaveta, sería más pequeño, que el universo aparente, exactamente lo contrario de nuestra intuición.
A pesar de nuestros telescopios, nuestros satélites y nuestras experiencias de física, verdaderamente no podemos saber cual es la forma, la topología del espacio.
Así como la hormiga que trotine sobre la pared de un cilindro, somos incapaces de saber si vivimos en un mundo curvo, sobre un mundo plano, en un mundo infinito o terminado...
Finalmente hasta no sabemos si el Universo tiene un borde, un límite, una pared, y todavía menos si esta cuestión tiene un dirección.
La vida y la inteligencia se manifestaron sobre Tierra en respuesta a una evolución natural de procesos físicos inherentes a la naturaleza del cosmos. La vida puede pues surgir sobre importa sólo ella planeta del Universo. La inteligencia humana no es el súmmum de lo que el cosmos pudo producir.
Para comprender bien el papel del tiempo, Alfred Vidal-Madjar nos explica el principio del " calendario cósmico ", es decir los quince mil millones de años de nuestro Universo repartido sobre un solo año. El 1 de enero a cero hora, es el Big Bang etcétera hasta la aparición de nuestra civilización durante diez últimos segundos del 31 de diciembre. Luego comienza el segundo año de este calendario, hace falta apenas un segundo (500 años) para colonizar nuestro Sistema solar y un día (50 millones de años) para visitar nuestra Galaxia...
Uno de los principales problemas de la astrofísica moderna es que no sabemos la naturaleza de los componentes fundamentales del universo. La materia luminosa, la que estamos hechos y la única que vemos directamente, parece ser menos de una vigésima parte de la masa del universo (4 %). Ahora sabemos que nuestro universo no está hecho sólo de materia bariónica, es decir, átomos. Todos los científicos están de acuerdo para decir que falta masa en el universo observable para explicar su estabilidad. Parte de esta masa faltando es materia, ya que no vemos que se llama materia oscura. Por ejemplo, cuando los objetos (planetas , estrellas , grupo , grupo de galaxias, cúmulos de grupo), giran en torno a un punto central, la distancia desde el centro y la velocidad nos permite calcular la masa total de los componentes. Así, se ha observado que las velocidades de las estrellas que orbitan alrededor del centro galáctico no disminuye con su distancia desde el centro, pero siguen siendo constante. Esta observación está en contradicción con las leyes de la gravitación. La única explicación es que la actual masa de la galaxia sigue creciendo gradualmente a medida que uno se aleja del centro de la galaxia.
Y, por supuesto, es el mismo para las grandes estructuras como las galaxias y cúmulos de galaxias. Hoy nuestros detectores son capaces en ciertas longitudes de onda, muestra que las galaxias y cúmulos están rodeadas de un halo de espesor donde se encuentra la esencia de la materia, llamada materia oscura. La física de partículas describe las propiedades de la materia y nos enseña que la materia ordinaria, llamada bariónica se forma de los quarks (protones, neutrones) y leptones (electrones, los neutrinos). Así que la materia bariónica, que vemos, está hecho de átomos, que incluyen protones y neutrones rodeados por una nube de electrones. Sin embargo, la materia también está disponible en otras formas, en forma ionizada llamado plasma, en forma de elementos atómicos (hidrógeno, helio, carbono, nitrógeno) en la forma de grupos atómicos (nanopartículas) en forma molecular (polvo) en forma de energía del vacío (partículas virtuales) y puede tomar la forma de materia exótica, como las WIMPs (partículas masivas hipotéticos). Sabemos que la mayor parte de la materia ordinaria en el universo está compuesto de hidrógeno y helio, pero no sabemos de qué está formada la materia oscura.
La humanidad ha seguido encontrando que el hombre no era al centro del universo, e incluso la materia de la que estamos hechos no es una mayoría, que sólo representa el 4 % de la masa de la Universo. En otras palabras, la materia no es sólo lo que reluce y absorbe la luz, hay materia no bariónica, que no está formada por quarks. Nuestras leyes, las que describen la naturaleza de nuestro universo también pueden ser locales y no universales. Si nuestro Universo es parte de un Multiverso entonces nuestras leyes son únicos. Y aún más sorprendente, habría dimensiones ocultas. No vivimos en cuatro dimensiones (tres de espacio y una de tiempo), pero de acuerdo a la teoría de las supercuerdas, el espacio-tiempo tendríamos once dimensiones.
Pero todo cambia, se adapta y muere en el mundo que nos rodea. De este proceso infinito, no tenemos ninguna idea sobre la manera en la que evolucionará, su misma definición que será ser imprevisible. Todavía debemos acceder al conocimiento del material genético.
Hay que aceptar vivir en la ignorancia, vivir sin certezas fundamentales.
La ignorancia es pues el motor de la humanidad. Desconocer el futuro rinde el hombre más curioso y más inventivo.
Bossuet decía : " nos quejamos de nuestra ignorancia, pero es a ella quien hace casi todo el bien del mundo : no prever, hace que nos comprometemos ".
El hombre edifica su existencia un azar absoluto, y exactamente es esto que le hace dueño de sus movimientos y libre de su futuro. De por su ignorancia, el hombre pues domina sus actos.
La aventura del hombre llegó a una vuelta que va a dejar en lo sucesivo el sitio a una nueva forma de vida, más poderosa y mejor adaptada al futuro, siempre más complejo. Una nueva vida nació nacida de un otro océano, el de la información.
" La ignorancia es el motor de la humanidad, es lo que empuja a los humanos a ir por delante. Es lo que hace progresar la historia ". Claude Vaillancourt
Ciegos terrícolas que somos...