El agua en la Tierra se almacena en diferentes reservorios, desde los océanos hasta las aguas subterráneas profundas. Estos reservorios son esenciales para el mantenimiento de los ecosistemas y el suministro de agua dulce a la humanidad.
La mayor parte del agua terrestre se encuentra en los océanos, alrededor del 97.5% del volumen total. El agua dulce representa solo el 2.5%, gran parte de la cual está congelada en los casquetes polares o presente en los glaciares.
Reservorio | Volumen Estimado (km³) | % del Total | Comentario |
---|---|---|---|
Océanos | 1.350.000.000 | 97,5% | Principal reservorio de agua salada |
Glaciares y Casquetes Polares | 24.000.000 | 1,7% | Agua dulce congelada, principalmente en la Antártida y Groenlandia |
Aguas Subterráneas | 13.500.000 | 1,6% | Incluye acuíferos accesibles y profundos |
Lagos y Ríos | 200.000 | 0,015% | Agua dulce superficial disponible para consumo e irrigación |
Atmósfera | 12.900 | 0,001% | Agua en forma de vapor y nubes |
Humedad del Suelo | 16.500 | 0,0012% | Agua accesible para plantas y microorganismos |
Aunque el agua dulce representa solo alrededor del 2.5% del agua total en la Tierra, su disponibilidad real para los ecosistemas y el uso humano es aún más limitada. La mayor parte está congelada en glaciares y casquetes polares (1.7%), dejando solo una fracción libre como aguas subterráneas, lagos y ríos.
Las aguas dulces accesibles constituyen una fracción mínima del total de agua terrestre, lo que subraya la importancia de su gestión sostenible y la protección de acuíferos y cursos de agua para las generaciones futuras.
Las aguas subterráneas constituyen el mayor reservorio de agua dulce accesible, con aproximadamente 13,5 millones de km³. Se almacenan en acuíferos a diferentes profundidades. La renovación es lenta, de cientos a miles de años, según la permeabilidad de las rocas y la recarga por infiltración. Los acuíferos profundos a veces contienen agua fósil, no renovable a escala humana.
Las aguas superficiales (lagos, ríos, embalses artificiales) representan solo el 0,015% del volumen total de agua terrestre, pero son vitales para el agua potable, la irrigación y la industria. Su disponibilidad varía fuertemente según la región y la estación. Los grandes ríos tropicales concentran una parte significativa de esta agua, mientras que las zonas áridas dependen principalmente de las aguas subterráneas.
La atmósfera y la humedad del suelo, aunque representan un volumen pequeño en comparación con los océanos o los acuíferos, son esenciales para el ciclo hidrológico. Aseguran la redistribución del agua dulce a través de las precipitaciones y el suministro directo a los ecosistemas terrestres.
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