Descripción de la imagen: Gráfico que muestra la evolución de las temperaturas globales desde el inicio de los registros climáticos. Los años más cálidos son los más recientes, ilustrando la tendencia al calentamiento global. Fuente de la imagen: Climate Central.
Desde el inicio de los registros de temperatura a finales del siglo XIX, los científicos han observado una tendencia clara de calentamiento global. Este fenómeno, conocido como calentamiento global, se atribuye principalmente al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, resultado de actividades humanas como la combustión de combustibles fósiles, la deforestación y la agricultura intensiva.
El calentamiento global es un fenómeno mundial que afecta a nuestro planeta desde hace varias décadas. Los registros de temperaturas muestran una tendencia clara: los años más cálidos se suceden a un ritmo alarmante. Comprender esta evolución es crucial para enfrentar los desafíos ambientales actuales y futuros.
Los años más cálidos registrados desde el inicio de los registros se concentran principalmente en las últimas tres décadas. Entre ellos, 2023 ostenta el récord del año más cálido jamás registrado, seguido de cerca por 2016, 2020, 2019, 2015 y 2017. Estos años han visto temperaturas globales medias que superan en más de un grado Celsius las medias preindustriales (antes de 1880).
Estas altas temperaturas han tenido impactos significativos en el medio ambiente, incluyendo el derretimiento acelerado de los glaciares y las capas de hielo, el aumento del nivel del mar y un incremento en la frecuencia e intensidad de eventos meteorológicos extremos como huracanes, sequías e inundaciones.
Estos años marcan una tendencia preocupante, con temperaturas medias globales que superan las normales estacionales. Las anomalías de temperatura, es decir, las desviaciones respecto a la media de referencia (1951-1980), son cada vez más positivas, indicando un calentamiento continuo.
El calentamiento global se atribuye principalmente al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, especialmente el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). Estos gases retienen el calor y contribuyen al efecto invernadero natural, pero su concentración excesiva altera el equilibrio climático.
Las actividades humanas, como la combustión de combustibles fósiles, la deforestación y la agricultura intensiva, son las principales responsables de este aumento. La industrialización rápida y el crecimiento demográfico han acelerado estos procesos, exacerbando el calentamiento global.
Las consecuencias del calentamiento global son vastas y variadas. Incluyen el derretimiento de los hielos polares y los glaciares, el aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos, así como impactos en la biodiversidad y los ecosistemas.
El derretimiento de los hielos contribuye al aumento del nivel del mar, amenazando las zonas costeras y las islas bajas. Las olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas se vuelven más frecuentes y destructivas, afectando a las poblaciones y las infraestructuras. La biodiversidad también está en peligro, con especies amenazadas por la pérdida de hábitat y los cambios en las condiciones ambientales.
En 2023, el consumo mundial de energía primaria alcanzó un nivel sin precedentes, aumentando un 2,5% respecto al año anterior hasta alcanzar los 172.225 TWh. Al mismo tiempo, el uso de combustibles fósiles también alcanzó un pico histórico, con un aumento del 1,6% para el carbón y del 2% para el petróleo, superando por primera vez los 100 millones de barriles a nivel mundial. Las emisiones de CO2 relacionadas con la energía también aumentaron un 2%, superando por primera vez los 40 gigatoneladas.
Sin embargo, es importante señalar que la dependencia de los combustibles fósiles está disminuyendo en las economías avanzadas. En Europa, la participación de las energías fósiles en la mezcla energética primaria cayó por debajo del 70% por primera vez desde la Revolución Industrial, gracias a una reducción de la demanda y al auge de las energías renovables. En Estados Unidos, se observó una ligera disminución en el consumo de combustibles fósiles, aunque estos aún representan más del 80% de la energía primaria del país.
Se espera que la demanda mundial de energía aumente entre un 11% (escenario de dinámica continua) y un 18% (escenario de evolución lenta) para 2050.