Las fosas oceánicas representan los entornos más extremos de nuestro planeta. Estas formaciones geológicas, ubicadas principalmente a lo largo de los márgenes continentales y las zonas de subducción, se sumergen a profundidades abisales que superan los 6.000 metros, alcanzando algunas más de 11.000 metros bajo la superficie oceánica. Estas regiones, conocidas como "zona hadal" en referencia a Hades, el dios griego del inframundo, siguen siendo de las menos exploradas de la Tierra debido a las condiciones hostiles que reinan allí: oscuridad total, presión aplastante y temperaturas glaciales.
N.B.: La zona hadal (de 6.000 a 11.000 metros de profundidad) debe su nombre a Hades, el dios del inframundo en la mitología griega. Representa menos del 0,2% de la superficie de los fondos oceánicos, pero alberga ecosistemas únicos adaptados a presiones que pueden superar los 1.100 atmósferas.
Las fosas oceánicas se forman principalmente en los límites de placas tectónicas convergentes, donde una placa oceánica se hunde bajo otra (fenómeno de subducción). Este proceso genera una depresión lineal y alargada en el fondo oceánico. La profundidad de una fosa está directamente correlacionada con la edad de la placa subducida: cuanto más antigua y fría es la placa, mayor es su densidad y más profundamente se hunde en el manto terrestre.
Nuestro planeta cuenta con varias decenas de fosas oceánicas, pero solo un puñado supera los 10.000 metros de profundidad. Estas formaciones abisales albergan ecosistemas únicos adaptados a condiciones extremas, con organismos especializados que poseen mecanismos biológicos notables para resistir presiones que pueden superar las 1.000 atmósferas.
Nombre de la fosa | Océano | Profundidad máxima (m) | Ubicación |
---|---|---|---|
Fosa de las Marianas | Pacífico | 10.984 ± 25 | Cerca de las Islas Marianas |
Fosa de Tonga | Pacífico | 10.882 | Océano Pacífico sur |
Fosa de Filipinas | Pacífico | 10.545 | Este de Filipinas |
Fosa de Kuriles-Kamchatka | Pacífico | 10.542 | Cerca de las Islas Kuriles |
Fosa de Izu-Bonin | Pacífico | 9.810 | Japón |
Fosa de Puerto Rico | Atlántico | 8.376 | Mar Caribe |
Fosa de Sonda | Índico | 7.725 | Océano Índico oriental |
Fosa de las Sandwich del Sur | Atlántico | 7.235 | Atlántico Sur |
Fosa de Perú-Chile | Pacífico | 6.369 | Costa oeste de Sudamérica |
Fosa de Célèbes | Pacífico | 6.200 | Mar de Célèbes |
Imaginemos un mundo sumergido en una oscuridad permanente, donde la temperatura roza el hielo y la presión es tan fuerte que podría aplastar la mayoría de los sumergibles. Este es el día a día de las criaturas de las fosas abisales. Sin embargo, contra todo pronóstico, ¡la vida abunda allí!
Para sobrevivir en estas condiciones de presión extrema (más de 1.000 veces la presión atmosférica que conocemos), los peces y crustáceos han desarrollado "superpoderes" invisibles a simple vista. Su secreto: sus moléculas son diferentes. Sus proteínas y membranas celulares son más flexibles, como si estuvieran lubricadas por dentro, lo que evita que se rompan bajo el peso colosal del agua.
Otro truco de supervivencia: muchos de estos animales producen naturalmente una sustancia llamada TMAO. Imagínela como un anticongelante y protector celular ultra potente. Cuanto más profundo vive un pez, más contiene esta sustancia milagrosa que estabiliza sus proteínas y evita que sea literalmente comprimido.
En estos desiertos nutricionales, la comida es escasa. La mayoría de los habitantes de las profundidades son carroñeros, esperando pacientemente que los desechos orgánicos ("nieve marina") caigan desde la superficie, a veces después de un viaje de varios kilómetros. Otros, como los gusanos tubícolas gigantes, viven en simbiosis con bacterias que transforman los minerales tóxicos de las fuentes hidrotermales en energía, creando así oasis de vida lejos de la luz solar.
N.B.: El TMAO (óxido de trimetilamina) es una pequeña molécula orgánica que actúa como un "protector molecular" en los peces abisales. Se une a las proteínas y evita que la presión extrema las deforme, como un estuche rígido protege un instrumento delicado. Su concentración en los tejidos aumenta proporcionalmente con la profundidad a la que vive el animal.
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