A finales de diciembre de 2019, el sistema de detección de asteroides ATLAS detectó un punto luminoso inusual moviéndose en el cielo. Los cálculos orbitales iniciales revelaron rápidamente una característica extraordinaria: su órbita era claramente hiperbólica. El objeto, designado 3I/ATLAS (o C/2019 Y4 (ATLAS) en su designación cometaria inicial), fue el tercer objeto interestelar descubierto, pero el primero en mostrar signos indiscutibles de actividad cometaria. A diferencia de sus predecesores, este emisario no era una simple roca inerte; estaba vivo, desgasificando bajo el efecto del Sol, revelando así su naturaleza helada.
Las estimaciones del diámetro del núcleo varían entre aproximadamente 0.44 km y 5.6 km según imágenes del Hubble. Su velocidad en el infinito, de aproximadamente \( v_{\infty} \approx 6.9 \ \text{km/s} \), y su órbita hiperbólica (excentricidad \( e \approx 1.0006 \)) demostraron que no provenía de la Nube de Oort, el reservorio lejano de los cometas del sistema solar, sino que había sido expulsado de otro sistema planetario, en algún lugar de la Vía Láctea. Su trayectoria sugería que solo haría una incursión en nuestro sistema antes de continuar en un viaje eterno por el espacio interestelar.
Varios telescopios y misiones espaciales contribuyeron a las observaciones de 3I/ATLAS: Telescopio Espacial Hubble, Telescopio Espacial James Webb (JWST), Swift, SPHEREx, Mars Reconnaissance Orbiter, Parker Solar Probe y otros produjeron datos de imágenes y espectroscopia.
El apogeo (o afelio para una órbita alrededor del Sol) solo existe para órbitas elípticas cerradas, es decir, aquellas con una excentricidad menor que 1 (e<1 → elípticas, e=0 → circulares). Sin embargo, 3I/ATLAS tiene una órbita hiperbólica (e>1). Como resultado, el objeto no está gravitacionalmente ligado al Sol; llega desde el infinito, pasa una vez por el perihelio y luego se aleja para siempre. La distancia al apogeo es, por lo tanto, matemáticamente infinita, lo que nos impide conocer su origen.
Edad estimada (época de formación del cuerpo sólido) ≈ 1–3 mil millones de años.
Tiempo de deriva interestelar (tiempo transcurrido desde que el objeto fue expulsado de su sistema original) < 500 millones de años.
Nota:
"3I" significa el tercer objeto interestelar en entrar en nuestro sistema, después de 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). El estudio de objetos interestelares como 3I/ATLAS ofrece una oportunidad única para analizar directamente la materia de otros sistemas estelares sin tener que enviar sondas a distancias imposibles.
El análisis espectroscópico de la luz de 3I/ATLAS, mientras se acercaba al Sol, permitió a los astrónomos determinar la composición de sus gases. Las emisiones dominantes provenían de moléculas de dicarbono (C2) y cianógeno (CN). Esta composición rica en carbono era intrigante y difería significativamente de la de la mayoría de los cometas del sistema solar, que a menudo muestran relaciones CN/C2 más variadas. Esta firma química podría ser la clave para comprender las condiciones de formación en su sistema original, un sistema que pudo haber sido más rico en carbono que el nuestro, o sometido a diferentes procesos astrofísicos durante el nacimiento del cometa.
Desafortunadamente, el destino de este emisario tomó un giro inesperado. Mientras los astrónomos de todo el mundo se preparaban para observar su paso por el perihelio, el núcleo de 3I/ATLAS comenzó a fragmentarse. Aunque este comportamiento se ha observado en algunos cometas "regulares", puso fin prematuramente a la ventana de observación detallada. El emisario se disipó antes de revelar todos sus secretos, dejando atrás una nube de escombros que continuó en su trayectoria hiperbólica.
| Objeto | Designación | Tipo | Tamaño Estimado | Distancia al Perihelio (UA) | Año de Descubrimiento | Particularidad Física |
|---|---|---|---|---|---|---|
| ʻOumuamua | 1I/2017 U1 | Objeto interestelar (prob. asteroidal) | ~115 × 111 × 19 m | 0.255 | 2017 | Forma extremadamente alargada, aceleración no gravitacional sin coma detectable. |
| Borisov | 2I/Borisov | Cometa interestelar activo | ~0.5 – 1 km | 2.006 | 2019 | Cometa clásico rico en CO y H₂O, actividad sostenida confirmada. |
| ATLAS (hipotético) | 3I/ATLAS | Probable cometa interestelar | < 1 km (estimado) | ≈ 1.36 | 2025 | Objeto en trayectoria hiperbólica, probablemente de otro sistema estelar; origen y estado aún en análisis. |
Fuente: Datos compilados de los circulares de la Unión Astronómica Internacional (MPC) y publicaciones del Jet Propulsion Laboratory (NASA).
El descubrimiento de 3I/ATLAS, poco después del de 2I/Borisov, marcó una revolución en nuestra comprensión de los sistemas planetarios. Sugiere que la eyección de pequeños cuerpos helados y rocosos es un fenómeno común en la Galaxia. Científicos como Amaya Moro-Martín (1973-) han estimado que en cualquier momento, miles de estos objetos podrían estar cruzando el sistema solar interno, esperando ser detectados.
Futuros grandes observatorios, como el Observatorio Vera C. Rubin, cuyas operaciones comenzaron a mediados de la década de 2020, prometen descubrir muchos visitantes interestelares. Cada uno será un emisario, una cápsula testigo de otro lugar, ofreciendo una muestra gratuita de materia de otro mundo. Su estudio sistemático podría informarnos sobre la frecuencia de sistemas planetarios similares al nuestro, o radicalmente diferentes, y sobre los procesos violentos (inestabilidades gravitacionales, migraciones de planetas gigantes) que pueblan el medio interestelar de escombros.
3I/ATLAS, aunque efímero, marcó un punto de inflexión. Demostró que nuestro sistema solar es permeable, constantemente cruzado por mensajeros silenciosos de los confines de la Galaxia. Su paso furtivo nos recuerda que no somos un oasis aislado, sino una parte integral y conectada de un cosmos dinámico donde la materia, y quizá algún día los precursores de la vida, viajan de estrella en estrella.