El espacio interplanetario es lejos de estar vacío, es cubierto de polvos y de materia que data de la creación del sistema solar.
Los asteroides y los cometas, los objetos metálicos y rocallosos, se desplazan a un paso vertiginoso alrededor de los planetas y alrededor de nuestro Sol.
A veces sus órbitas cruzan el del planeta o de la Tierra que provoca así una colisión, la energía soltada por el impacto es terrorífica. Los meteoritos y los cometas machacan nuestro planeta desde el nacimiento del sistema solar. Aunque los asteroides parecen prudentemente instalados sobre sus órbitas entre marzo y Júpiter, son a veces destructores y les debemos probablemente la aparición de la vida sobre Tierra. Al siendo los asteroides nuestros vecinos más próximos, son de una manera o de otra, atados a nuestro destino. Los que cruzan nuestra órbita son llamados el geocruceros. Los astrónomos consideraron las trayectorias de los asteroides susceptibles de poner fin a millones de vidas humanas sobre nuestro planeta.
Apophis es un asteroide de pequeña talla ya que hace 250 metros de anchura y podría representar una amenaza.
Estimamos actualmente a una posibilidad sobre 45 000 la probabilidad que esta piedra venga para estrellarse en el océano Pacífico el 13 de abril de 2036.
Los meteoritos son los restos de asteroides derribados sobre la superficie de los planetas.
Los más gruesos meteoritos, pesando varias centenas de toneladas, vuelven en la atmósfera con una trayectoria inclinada a aproximadamente 45 ° y a más de 30 km/s (108 000 km/h) y no se consumen allí totalmente.
Un meteorito es un objeto extraterreno pedregoso o ferroso de pequeña talla que alcanza la superficie de la Tierra. Si el asteroide es el cuerpo celeste en el espacio, meteorito es lo que queda cuando se estrella sobre la superficie de un planeta.
Las caídas de meteoritos marcaron el suelo terrestre desde los tiempos remotos, si la inmensa mayoría de estas marcas desaparecieron bajo el efecto de los movimientos del corteza terrestre o simplemente son recubiertos por la vegetación, los más recientes son todavía presentes sobre el suelo terrestre.
Los más gruesos meteoritos vuelven a la atmósfera a más de 100 000 km/h y no se consumen allí totalmente. Percutiendo el suelo un cráter se forma, como cuando se lanza un proyectil en lodo.
Si el meteorito es muy denso puede enterrarse en el centro del cráter de impacto, pero si es porosa, puede además estallar, en millares fragmentos a algún kilómetros de altitud y dispersarse sobre decenas de kilómetros alrededor o en ángulo recto estallar(explotar) en la atmósfera liberando toda su energía en forma de calor.
Diferentes muestras de meteoritos han sido cosechadas sobre los seis continentes, incluido a los polos. Otros se quedaron en el mismo lugar como Hoba, el meteorito más pesado del mundo(gente), perdido en medio de la sabana de Namibia, a medias enterrada, pesa 66 toneladas.
El meteorito de Ahnighito, de una masa de 34 toneladas de hierro cayó hay cerca de 10 000 años en Groenlandia. Es expuesta al Museo de Historia Natural de Nueva York.
Sin embargo la inmensa mayoría de los meteoritos se estrellan y arden bajo la presión del lecho atmosférico terrestre, como el meteorito de Peekskill que cayó en 1992 que no pudo resistir a una fuerza de presión de 300 atmósferas. Según su talla y su estructura interna, el meteorito podrá o no atravesar la atmósfera terrestre. El cráter de impacto hace teóricamente, 24 veces la talla del meteorito pero ciertos cráteres pueden alcanzar una treintena de veces esta talla, cuando la densidad del bólido es muy elevada. Ciertos meteoritos permanecieron sobre otros astros antes de aterrizar sobre nuestro suelo. Algún chondrites descubiertos en el Océano Antárctico provienen de la Luna porque presentan la misma composición que las rocas devueltas por la misión Apollo, entre 1969 y 1972.
Los meteoritos podrían ser la causa de extinciones macizas de especies antiguas. El más célebre que es el meteorito de 10 km de diámetro que provocó la desaparición de los dinosaurios. El cráter de Chicxulub en México con su diámetro de 200 km, todavía guarda los rastros de lo que pasó hace 65 millones de año.
De por su origen, las estructuras internas de los meteoritos son ricas en informaciones y tienen una gran importancia para los científicos que estudian en directo los restos de una época lejana cuando al sistema solar apenas le hubieron dado forma y en los que los pedazos y los polvos eran en curso de acrecimiento.
El detalle más sorprendente de un meteorito es su peso. Un meteorito ferroso o una siderita, es muy a menudo
2 - 3 veces más pesado que las rocas terrestres lo mismo talla. Los meteoritos rocosos o pedregosos y destinados lithoides, son 2 veces más ligeros que las rocas terrestres lo mismo volumen.
La superficie de un meteorito está bastante lisa pero a menudo presente líneas, surcos, depresiones superficiales y cavidades profundas que demuestran efectos de la fricción atmosférica sobre su superficie.