Con la exploración espacial, hemos visto que la mayoría de las superficies planetarias están salpicadas de cráteres. La Tierra, al igual que otros objetos del sistema solar, ha sido bombardeada a la misma tasa por cuerpos celestes de diversos tamaños. Todos los días, 100 a 300 toneladas de polvo cósmico (micrometeoroides) caen sobre la Tierra. Un asteroide de 350 metros de diámetro impacta la Tierra una vez cada 16.000 años aproximadamente, y un asteroide de 75 metros de diámetro una vez cada 1.000 años.
Estas colisiones con objetos celestes crean cráteres de impacto en la superficie de planetas terrestres como Mercurio, Venus o Marte. Si no vemos muy bien los cráteres de impacto en la Tierra, es porque han sido erosionados con el tiempo, pero no han desaparecido; todavía los encontramos hoy.
Se descubren cinco nuevos sitios cada año. Richard Grieve del Centro de Estudios Geológicos de Canadá ha clasificado con su equipo los cráteres de impacto por clase de edad. El número de cráteres de impacto es de 169, y estima que quedan por descubrir 5.000 cráteres.
Nota: Los grandes cráteres suelen tener un abombamiento central rodeado por el cráter propiamente dicho. El abombamiento se forma por el "rebote" del suelo tras el impacto, y su diámetro generalmente es igual al 20% del diámetro total. Los bordes del cráter suelen estar derrumbados, con deslizamientos a lo largo de fallas circulares.
El Cráter Gigante de Vredefort en Sudáfrica es el cráter de impacto más grande en la Tierra, con un diámetro de 300 km. Se han detectado numerosas minas de oro en el sitio del cráter, que por sí solo proporciona la mitad de la producción mundial de oro.
El Cráter Gigante de Sudbury en Canadá oculta uno de los yacimientos de níquel más grandes entre los más importantes del mundo.
El Cráter de Popigai en Rusia es rico en diamantes.
Al fracturar la roca, los impactos favorecen el almacenamiento de los yacimientos más diversos, como el petróleo o el gas, que se acumulan en las fallas provocadas por el choque gigantesco. Con el tiempo, se han formado enormes reservorios en las fracturas bajo la superficie terrestre.
Si bien los impactos de meteoritos a menudo han destruido la vida, también han almacenado recursos que hoy son indispensables para la evolución de la humanidad.