Descripción de la imagen: El experimento mental del Gato de Schrödinger ilustra la idea de la superposición de estados en la mecánica cuántica, aunque el uso de la "muerte" del gato es inadecuado. Fuente de la imagen: © Mylène Simoès, Directora de Arte
El Gato de Schrödinger es un experimento mental propuesto por el físico austriaco Erwin Schrödinger (1887-1961) en 1935 para ilustrar las paradojas de la mecánica cuántica. Este experimento pretende demostrar la extrañeza de la superposición cuántica, donde un sistema puede existir simultáneamente en múltiples estados hasta que es observado.
La idea básica del experimento se basa en la noción de superposición de estados, un principio fundamental de la mecánica cuántica. Según este principio, una partícula cuántica, como un electrón, puede estar en múltiples estados al mismo tiempo hasta que se realiza una medición. Este fenómeno es difícil de comprender dentro del marco de la física clásica, donde un objeto siempre está en un estado bien definido.
El experimento mental imagina un gato encerrado en una caja cerrada, acompañado de un dispositivo que depende del estado cuántico de un átomo radiactivo. Este dispositivo contiene un contador Geiger que detecta la desintegración de un átomo radiactivo. Si el átomo se desintegra, el contador activa un mecanismo que libera veneno, matando así al gato. Si el átomo no se desintegra, el veneno no se libera y el gato permanece vivo.
Según la mecánica cuántica, mientras la caja no se abre y no se observa el estado del gato, el gato está en un estado de superposición. Está tanto vivo como muerto, lo cual es paradójico dentro de nuestra comprensión clásica del mundo.
Imaginemos dos gemelos virtuales en dos lugares diferentes, sin saber cuál de los dos es "real" hasta que miramos.
Antes de mirar, los gemelos están "superpuestos": existen en ambos lugares al mismo tiempo, por ejemplo, uno está en una habitación de tu casa y el otro en una habitación diferente, pero no podemos decir cuál es real.
Una vez que miramos (o hacemos una medición), uno de los gemelos se vuelve "real", es decir, descubrimos en qué lugar específico se encuentra. La superposición de los dos estados distintos colapsa, y el estado del sistema se reduce a un estado definido (un gemelo en una habitación), eliminando las otras posibilidades.
Lo que realmente ocurre en el marco de la mecánica cuántica es que, una vez que se realiza la medición, el sistema cuántico deja de estar en un estado de superposición y se convierte en un estado definido, correspondiente a uno de los estados posibles de la superposición. Esta es la noción del colapso de la función de onda, donde las probabilidades se concretan en un estado medido, y el otro estado queda entonces "fuera del cuadro" de esta medición.
El experimento del Gato de Schrödinger es una manera de criticar la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica, que sostiene que la realidad cuántica no existe antes de la observación. Según esta interpretación, mientras el estado del sistema cuántico (en este caso, el átomo radiactivo) no se mide, existe en una superposición de múltiples estados.
La paradoja del Gato de Schrödinger plantea preguntas sobre la naturaleza de la realidad. Si un gato puede estar tanto vivo como muerto, esto sugiere que nuestra percepción de la realidad a escala macroscópica no puede ser explicada únicamente por las leyes de la mecánica cuántica.
Esta paradoja pone de manifiesto el problema del colapso de la función de onda: según la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica, antes de cualquier medición, un sistema cuántico existe en una superposición de varios estados posibles, representados por una función de onda.
Cuando se realiza una medición, esta superposición "colapsa" y el sistema adopta instantáneamente un estado bien definido. Así, la medición, como acto de observación, juega un papel fundamental en la determinación del estado del sistema, lo que plantea preguntas sobre la naturaleza de la realidad y la observación en la mecánica cuántica. Este proceso parece implicar que un fenómeno cuántico no tiene una realidad determinada hasta que ha sido observado.
Aunque el Gato de Schrödinger es un experimento mental, ha inspirado muchas discusiones y investigaciones sobre la medición cuántica, el colapso de la función de onda e interpretaciones de la mecánica cuántica. Además, ha abierto el camino para tecnologías de demostración como las computadoras cuánticas, la imagen cuántica y los relojes atómicos cuánticos, donde los fenómenos de superposición se explotan de manera concreta.
El Gato de Schrödinger sigue siendo una metáfora poderosa de la complejidad y las rarezas de la mecánica cuántica. Ilustra de manera impactante las tensiones entre la física cuántica y nuestra intuición clásica. A pesar de su aparente simplicidad, este experimento mental continúa estimulando debates profundos sobre la naturaleza de la realidad y el papel de la observación en el mundo cuántico.