Desde siempre, el hombre mide el tiempo que pasa.
Con los relojes solares, el día se dividió en horas y luego los relojes dividieron las horas en minutos y segundos. Pero esto no fue suficiente para evitar las derivas del tiempo. Los científicos encontraron mecanismos cada vez más precisos para medir el tiempo.
Durante siglos, gnomons, relojes de agua y relojes de arena se utilizaron para medir el tiempo. Después de las campanas accionadas cada hora por los religiosos, aparecieron los relojes de péndulo. En 1657, Christiaan Huygens (1629-1695) diseñó el primer reloj de péndulo, cuya frecuencia de oscilación era relativamente constante. Este mecanismo, ligeramente mejorado con el tiempo, se utilizó durante casi 300 años, alcanzando una precisión del orden del segundo.
Los relojes eléctricos, electrónicos y los relojes de cuarzo reemplazaron gradualmente a los relojes de péndulo. En el siglo XX, las propiedades de la materia mejoraron considerablemente la precisión de la medición del tiempo.
Hoy en día, los relojes atómicos ofrecen la mayor precisión, alcanzando 10-10 segundos con el cesio-133. A principios del siglo XXI, la luz reemplazó a la materia en la medición del tiempo, aumentando aún más la precisión a 10-12 segundos gracias a la óptica.
La frecuencia natural de ciertos átomos sirvió de reloj y, en particular, del isótopo del átomo de cesio 133, cuyas oscilaciones emiten pulsos. Cuando se bombardea el cesio 133 con un láser, vibra emitiendo pulsos de luz a una frecuencia de 9,192,631,770 Hz. Con esta frecuencia, la precisión es tal que este reloj solo pierde o gana un segundo cada 100 millones de años aproximadamente.
N.B.: El cesio es un metal alcalino; su nombre "caesius" significa "azul cielo" en latín. Su espectro emite dos líneas características de color azul claro. El cesio fue descubierto en 1861 por Robert Wilhelm Bunsen (1811-1899) y Gustav Robert Kirchhoff (1824-1887) mediante espectroscopia de la lepidolita, un silicato.
Un Reloj Atómico es un Oscilador de Cuarzo controlado por la frecuencia natural de la transición entre dos niveles de energía de un átomo. La primera fuente atómica funcionó en 1989 con átomos de sodio. Hoy en día, se utiliza el isótopo estable del átomo de cesio (133Cs) en los relojes atómicos.
Todo ocurre en una cámara calentada que contiene cesio. En esta cámara se crea un chorro de átomos. Después de algunas manipulaciones a través de un campo magnético, el chorro de átomos pasa por una cavidad resonante llamada cavidad de Ramsey, en honor al físico Norman Foster Ramsey (1915-2011), quien la propuso por primera vez en 1950.
Después de preparar los átomos en uno de los dos niveles, excitado o fundamental, estos átomos transitan más o menos de un nivel a otro. La frecuencia del oscilador macroscópico se corrige continuamente para mantenerse controlada alrededor del máximo de la transición atómica, que es la respuesta del átomo de cesio a esta excitación. La frecuencia es entonces de 9,192,631,770 Hz. Este valor exacto define el segundo.
La medición del tiempo se asegura luego mediante la división de las oscilaciones del oscilador de cuarzo, asociado a un circuito electrónico que muestra el valor o controla equipos que requieren una frecuencia de funcionamiento estable y alta.
La exactitud del tiempo en nuestro planeta está garantizada por un conjunto de sistemas y tecnologías interconectados. Estos relojes atómicos utilizan las vibraciones de átomos (como el cesio, torio o rubidio) para medir el tiempo con una precisión extrema. Constituyen la base de los estándares de tiempo modernos que muchos sistemas necesitan para funcionar correctamente.
Estos sistemas trabajan juntos para asegurar que el tiempo se mida y sincronice con gran precisión, lo cual es crucial para muchas aplicaciones modernas, desde transacciones financieras hasta telecomunicaciones y navegación.