Imagen: Un cargador inalámbrico utiliza la inducción electromagnética para transferir energía de forma inalámbrica desde una base a un dispositivo que se va a cargar (reloj conectado, teléfono inteligente y otros dispositivos electrónicos) colocado cerca. La inducción electromagnética es un proceso mediante el cual se induce una corriente eléctrica en una bobina receptora ubicada en el teléfono a cargar, utilizando un campo magnético generado por una bobina transmisora ubicada en la base del cargador. Cuando la corriente eléctrica pasa a través de la bobina del transmisor, genera un campo magnético que se propaga por la bobina del teléfono. Este campo magnético luego induce una corriente eléctrica en la bobina del receptor, que luego se utiliza para cargar la batería del dispositivo a cargar.
La inducción electromagnética fue descubierta por Michael Faraday (1791-1867) en 1831. Se basa en la relación entre la electricidad y el magnetismo.
Cuando un campo magnético cambia la intensidad o la dirección del campo, crea un flujo magnético que pasa a través del circuito. Este flujo magnético induce una fuerza electromotriz (EMF) en el circuito, que puede generar una corriente eléctrica si el circuito está cerrado. La inducción electromagnética es la base de muchas aplicaciones, como alternadores electromecánicos, generadores eléctricos, transformadores eléctricos, motores eléctricos, sistemas de comunicación inalámbrica y muchos otros.
Por ejemplo, en un alternador, la energía mecánica de rotación se convierte en energía eléctrica mediante inducción electromagnética.
Cuando el alternador gira a cierta velocidad, genera un campo magnético utilizando imanes permanentes o bobinas de excitación. Este campo magnético varía en intensidad y dirección dependiendo de la configuración y funcionamiento específico del alternador. Cuando se coloca una bobina dentro de este campo magnético y se la somete a un movimiento relativo con respecto a este campo (rotación del alternador), se induce una corriente eléctrica en la bobina.
La corriente inducida en la bobina del alternador es proporcional a la velocidad de rotación del alternador ya la intensidad del campo magnético. En general, cuanto mayor sea la velocidad de rotación del alternador, mayor será la corriente inducida, siempre que la intensidad del campo magnético permanezca constante. Asimismo, cuanto mayor sea la intensidad del campo magnético, mayor será la corriente inducida, siempre que la velocidad de rotación permanezca constante.
La ecuación matemática que describe la relación entre la velocidad de rotación (v) y la intensidad del campo magnético (B) en un alternador viene dada por la ley de inducción electromagnética de Faraday.
FEM = -N * dΦ/dt
EMF es la fuerza electromotriz inducida (en voltios), N es el número de vueltas de la bobina en el alternador, Φ es el flujo magnético a través de la bobina (en webers) y dt/dt es la tasa de cambio en el tiempo del campo magnético. flujo (en webers por segundo).
De acuerdo con esta ecuación, la fem inducida en el alternador (es decir, el voltaje generado) es directamente proporcional a la tasa de cambio del flujo magnético a través de la bobina. El flujo magnético depende tanto de la intensidad del campo magnético B generado por el alternador como de la superficie del bucle de la bobina por donde pasa el campo magnético. Por lo tanto, la ecuación completa podría expresarse de la siguiente manera:
FEM = -N * A * dB/dt
A es el área del bucle de la bobina (en metros cuadrados) y dB/dt es la tasa de cambio de la intensidad del campo magnético a lo largo del tiempo (en teslas por segundo).
Es importante señalar que esta ecuación es una simplificación y no tiene en cuenta otros factores como la resistencia interna de la bobina, la impedancia del circuito y las pérdidas de energía, que también pueden influir en el rendimiento de un alternador en un sistema real. El diseño y operación de un alternador es generalmente más complejo y requiere un modelado más detallado para una comprensión completa de su comportamiento.