Descripción de la imagen: Cuando se coloca un cubo de hielo sobre una losa de mármol y otro sobre una tabla de madera, el cubo de hielo sobre el mármol se derrite 10 veces más rápido que el cubo sobre la madera.
A temperatura ambiente, una losa de mármol se siente más fría al tacto que una tabla de madera.
Si se coloca un cubo de hielo sobre una losa de mármol y otro sobre una tabla de madera, el cubo de hielo sobre el mármol se derrite 10 veces más rápido que el cubo sobre la madera.
Detrás de la aparente paradoja de este fenómeno físico se esconde una explicación racional.
La sensación de frialdad al tacto se debe a las diferentes propiedades térmicas del mármol y la madera. Esto se explica en parte por la alta conductividad térmica del mármol, lo que significa que puede absorber rápidamente el calor de tu mano, dando así una sensación de frío.
En cambio, la madera tiene una conductividad térmica más baja, lo que significa que absorbe el calor de tu mano más lentamente. Por lo tanto, se siente menos fría al tacto.
El mármol, con su alta conductividad térmica, permite que el calor se transfiera rápidamente del mármol al cubo de hielo. Así, el cubo de hielo sobre el mármol se derrite más rápido porque recibe una mayor cantidad de calor del material subyacente.
Por el contrario, la tabla de madera, con su menor conductividad térmica, transfiere el calor al cubo de hielo más lentamente, retrasando su derretimiento.
En resumen, aunque el mármol parece más frío al tacto debido a su alta conductividad térmica, también permite una transmisión más rápida del calor, lo que provoca un derretimiento más rápido del cubo de hielo colocado sobre él en comparación con la tabla de madera.
La ecuación que describe la transferencia de calor a través de un material es la ecuación de difusión del calor. Esta ecuación es una forma de la ley de Fourier para la conducción térmica.
La ecuación del calor se expresa generalmente de la siguiente manera en una dimensión (para transferencia de calor unidimensional): ∂����/∂���� = ���� ∂²����/∂����²
• T es la temperatura del material,
• t es el tiempo,
• x es la posición espacial,
• α es la difusividad térmica del material.
Esta ecuación describe cómo la temperatura ���� varía en el tiempo ���� y el espacio x debido al flujo de calor a través del material. La conductividad térmica del material está incorporada en el coeficiente α.
Los valores de conductividad térmica pueden variar ligeramente dependiendo de factores como el tipo de madera o el tipo de mármol, así como de la temperatura y la humedad.
La conductividad térmica de la madera varía entre 0,1 y 0,2 W/(m·K) para madera seca.
La conductividad térmica del mármol también varía dependiendo de su composición específica, pero generalmente se sitúa entre 2 y 5 W/(m·K).
La unidad de conductividad térmica se expresa en vatios por metro por kelvin (W/(m·K)).
La conductividad térmica del aluminio es relativamente alta en comparación con muchos otros materiales. Su valor típico varía alrededor de 200 a 230 W/(m·K). Esta alta conductividad térmica es una de las razones por las que el aluminio se usa comúnmente en aplicaciones que requieren una transferencia de calor eficiente, como radiadores, disipadores de calor para componentes electrónicos o utensilios de cocina.
Sin embargo, la conductividad térmica más alta es la del diamante. Puede alcanzar valores del orden de 2000 a 2200 W/(m·K).
¿Por qué no se siente la sensación de frialdad al tocar el aluminio o el diamante?
La sensación de frialdad al tacto depende no solo de la conductividad térmica del material, sino también de su capacidad térmica.
Una baja capacidad calorífica específica significa que para la misma cantidad de calor absorbido, la temperatura del material aumenta más rápidamente en comparación con un material con alta capacidad calorífica específica. En otras palabras, un material con baja capacidad calorífica necesita solo una pequeña cantidad de calor para sufrir un aumento significativo de temperatura.
El diamante tiene una estructura cristalina cúbica centrada en las caras, donde cada átomo de carbono está unido a cuatro otros átomos de carbono por enlaces covalentes muy fuertes. Esta estructura regular y altamente simétrica permite una transferencia de calor muy eficiente.
Los enlaces covalentes fuertes y la ausencia de impurezas permiten una rápida propagación de las vibraciones atómicas (fonones) a través de la red cristalina.