La astronomía mesopotámica se refiere al conjunto de conocimientos y prácticas astronómicas desarrolladas en la región de Mesopotamia (entre el Tigris y el Éufrates) desde la aparición de las primeras ciudades sumerias, alrededor del 3500 a.C., hasta la desaparición de las últimas escuelas astronómicas babilónicas en el siglo I a.C.
La astronomía mesopotámica era un sistema que integraba matemáticas, astrología, religión y administración. Los astrónomos-sacerdotes (escribas de presagios celestes) llevaban registros meticulosos de los fenómenos astronómicos durante siglos, creando así las primeras bases de datos científicas de la historia.
| Civilización | Período (aprox.) | Contribución / Observaciones técnicas |
|---|---|---|
| Sumarios | 3500–2000 a.C. | Creación de la escritura cuneiforme, primeras notaciones calendáricas, observaciones lunares regulares, identificación de los planetas y establecimiento del sistema sexagesimal aplicado al tiempo. |
| Acadios | 2334–2154 a.C. | Continuidad de las tradiciones sumerias en lengua acadia; estructuración de los registros celestes en los archivos administrativos. |
| Babilonios antiguos | 1894–1595 a.C. | Desarrollo de una astronomía estatal bajo Hammurabi; registros sistemáticos de fenómenos celestes y consolidación de los ciclos lunares y planetarios. |
| Asirios | 911–609 a.C. | Enriquecimiento de las prácticas babilónicas; constitución de bibliotecas sabias, notablemente la de Nínive, integrando corpus astronómicos completos. |
| Babilonios tardíos | 626–539 a.C. + período aqueménida | Edad de oro de la astronomía mesopotámica: desarrollo de predicciones matemáticas de las posiciones planetarias, teorías de eclipses y modelos numéricos avanzados. |
| Período helenístico en Babilonia | 312–63 a.C. | Síntesis final: interacción directa con los astrónomos griegos, difusión de efemérides e influencia mayor en la astronomía alejandrina. |
Desde el 3500 a.C., los sumerios establecieron las primeras observaciones regulares del cielo para organizar la agricultura en el valle del Tigris y el Éufrates. Desarrollaron un calendario lunisolar basado en meses de 29 o 30 días, ajustado por un mes intercalar para mantener la coherencia con las estaciones.
También identificaron los cinco planetas visibles a simple vista, interpretados como deidades mayores: Mercurio (Nabu), Venus (Inanna/Ishtar), Marte (Nergal), Júpiter (Marduk) y Saturno (Ninurta). Esta distinción entre estrellas fijas y astros errantes constituye uno de los fundamentos de la astronomía mesopotámica.
N.B.:
Los mesopotámicos designaban los planetas como bibbu o lu-bat ("estrellas errantes"), anticipando la clasificación griega posterior.
Las tablillas MUL.APIN, compiladas hacia el 1000 a.C. a partir de observaciones más antiguas, constituyen el primer tratado astronómico completo conocido. Reúnen de manera sistemática los saberes acumulados por los astrónomos babilonios.
Contienen un catálogo de 66 constelaciones repartidas en tres zonas celestes, con ortos heliacos que servían como referencias estacionales, tablas de duración del día, reglas de intercalación del calendario, así como períodos sinódicos planetarios. También incluyen correlaciones entre fenómenos celestes y eventos terrestres.
Los cálculos están expresados en base 60, herencia directa del sistema sexagesimal mesopotámico que dio forma a la división moderna del tiempo y del círculo.
La serie Enūma Anu Enlil (1500–1000 a.C.) es la compilación más vasta de presagios astrológicos mesopotámicos, con unas 70 tablillas y más de 7.000 entradas que cubren eclipses, posiciones planetarias, cometas y fenómenos meteorológicos.
Muestra la unión indisoluble de la astronomía y la astrología: los babilonios observaban y calculaban los cuerpos celestes al mismo tiempo que interpretaban sus significados divinatorios para el reino. Los presagios eran considerados advertencias que guiaban rituales de protección (namburbi) e incitaban a la observación precisa del cielo.
Los eclipses eran centrales en la astronomía mesopotámica, considerados como poderosos presagios. Los astrónomos babilonios desarrollaron la capacidad de predecirlos con precisión gracias a la identificación de ciclos.
Descubrieron el ciclo de Saros, es decir, 223 lunaciones (≈18 años 11 días), resultado de la casi coincidencia de tres períodos lunares: sinódico, dracónico y anomalístico. Este método permitía predecir los eclipses basándose en patrones cíclicos, sin un modelo geométrico Sol-Tierra-Luna.
Los Diarios Astronómicos (747–61 a.C.), que registraban diariamente las posiciones lunares y planetarias, eclipses, fenómenos atmosféricos y eventos políticos, constituyen el registro más largo de observaciones continuas de la Antigüedad y una fuente esencial para la cronología histórica y astronómica.
Una de las contribuciones mayores de la astronomía mesopotámica es la invención del zodíaco, división de la eclíptica en 12 secciones iguales de 30 grados cada una, hacia el siglo V a.C.
Esta estandarización reemplazó las constelaciones de tamaños desiguales y se basaba en consideraciones matemáticas y calendáricas: 12 meses lunares, 360 grados del círculo y correspondencia con el sistema sexagesimal.
Este sistema fue transmitido a los griegos a través de las conquistas de Alejandro Magno y constituye la base del zodíaco occidental moderno.
A partir del siglo IV a.C., la astronomía babilónica desarrolló métodos matemáticos avanzados para calcular las posiciones planetarias y lunares, consignados en los Textos de Efemérides, cumbre de la tradición mesopotámica.
Las tablillas de efemérides indicaban para cada evento: fecha, posición zodiacal, magnitud o duración, y estaciones o retrogradaciones planetarias. Estos métodos influyeron en Hiparco y Ptolomeo, transmitiendo el legado babilónico a la astronomía greco-romana.
Los zigurats, torres escalonadas de Mesopotamia, servían tanto como templos y probablemente como observatorios astronómicos, ofreciendo una plataforma despejada para seguir la salida y puesta de los astros.
El más famoso, el Etemenanki de Babilonia, medía unos 91 metros. Los textos y vestigios muestran orientaciones cardinales precisas, optimizando las observaciones: ortos heliacos de las estrellas, variaciones en la duración del día y la noche, posiciones lunares y planetarias o eclipses lunares en el horizonte.
| Período | Contribución científica | Precisión o característica | Fuente o sitio |
|---|---|---|---|
| Sumario antiguo (hacia 3500 a.C.) | Calendario lunisolar | 12 meses lunares con intercalación periódica de un 13º mes para alineación estacional | Textos administrativos de Uruk |
| Sumario (hacia 3000 a.C.) | Identificación de los planetas | Distinción entre estrellas fijas y 5 planetas visibles, asociados a las deidades principales | Textos religiosos sumerios |
| Babilonio antiguo (hacia 1800 a.C.) | Sistema sexagesimal | Base 60 para cálculos astronómicos, origen de los 360°, 60 minutos, 60 segundos | Tablillas matemáticas |
| Casita (hacia 1300 a.C.) | Observaciones para MUL.APIN | Base observacional del primer tratado astronómico sistemático, 66 constelaciones catalogadas | Datos incorporados en MUL.APIN |
| Asirio (hacia 1000 a.C.) | Tablillas MUL.APIN | Catálogo estelar, ortos heliacos, períodos planetarios, reglas de intercalación | Nínive, biblioteca de Asurbanipal |
| Babilonio medio (1500-1000 a.C.) | Serie Enūma Anu Enlil | 70 tablillas, más de 7.000 presagios astrológicos basados en observaciones sistemáticas | Babilonia, Nínive |
| Neobabilonio (750 a.C.-) | Descubrimiento del ciclo de Saros | Período de 223 lunaciones (6.585,32 días) para la predicción de eclipses | Registros de eclipses babilonios |
| Neobabilonio (747 a.C.-61 a.C.) | Diarios Astronómicos | Más de 680 años de observaciones diarias continuas: Luna, planetas, clima, eclipses | Babilonia |
| Babilonio tardío (hacia 400 a.C.) | Invención del zodíaco estandarizado | División de la eclíptica en 12 signos iguales de 30°, base del zodíaco occidental | Textos astrológicos babilonios |
| Seléucida (siglos IV-I a.C.) | Textos de efemérides (Sistemas A y B) | Cálculos matemáticos predictivos de posiciones lunares y planetarias sin modelo geométrico | Babilonia, Uruk |
| Seléucida (hacia 290 a.C.) | Duración del año trópico | 365,24579 días (error de solo 0,00051 día respecto al valor moderno) | Cálculos astronómicos babilonios |
| Seléucida (hacia 250 a.C.) | Período sinódico de Venus | 583,92 días (precisión notable, mismo valor que el de los mayas) | Textos astronómicos babilonios |
| Toda la historia mesopotámica | Zigurats observatorios | Torres escalonadas orientadas cardinalmente, plataformas para observaciones horizonte-astros | Babilonia, Ur, Borsippa |
Fuente: British Museum y estudios de asiriología.
Inventada hacia el 3400 a.C. por los sumerios, la escritura cuneiforme permitió preservar y transmitir los conocimientos astronómicos mesopotámicos durante más de tres milenios a través de tablillas de arcilla. Las tablillas utilizaban notaciones especializadas:
N.B.:
El desciframiento en el siglo XIX y los trabajos de los asiriólogos del siglo XX revelaron la sofisticación matemática de la astronomía babilónica, cuestionando la idea de una ciencia griega nacida ex nihilo.
En Mesopotamia, la astronomía servía ante todo al poder real: los presagios celestes concernían al rey, su reinado y el destino del reino, haciendo de los astrónomos-sacerdotes consejeros influyentes.
Las cartas astronómicas dirigidas a los reyes neoasirios (siglos VIII–VII a.C.) muestran este vínculo estrecho entre observación y política. Los astrónomos reales informaban sobre los fenómenos observados, citaban los presagios de Enūma Anu Enlil, interpretaban los signos según el contexto y recomendaban eventuales rituales.
Esta función política reforzaba el rigor: cualquier error comprometía la credibilidad del astrónomo, y la competencia entre sabios fomentaba la excelencia y la innovación metodológica.
El control del calendario era otro instrumento de poder. El rey decidía la intercalación del mes adicional, teóricamente bajo consejo de los astrónomos, pero a veces considerando restricciones económicas o militares.
La astronomía babilónica declinó tras la conquista de Babilonia por Alejandro Magno (331 a.C.), aunque persistió hasta el siglo I d.C., marcando más de tres milenios de tradición. Varios factores explican esta extinción:
La transmisión a los griegos permitió sin embargo la supervivencia indirecta de los métodos babilónicos, reinterpretados en un marco geométrico e integrados a la astronomía ptolemaica, influyendo en la ciencia medieval islámica y europea.
El redescubrimiento moderno, gracias a la arqueología y al desciframiento del cuneiforme, revela la sofisticación de esta tradición. Las tablillas babilónicas siguen siendo fuentes esenciales para la historia de la astronomía y aún proporcionan datos útiles hoy (rotación terrestre, cálculo de constantes astronómicas, etc.).
La influencia de la astronomía mesopotámica en nuestra vida cotidiana sigue siendo omnipresente, a menudo de manera invisible. Cada vez que consultamos nuestro horóscopo, dividimos una hora en 60 minutos, medimos un ángulo en grados o mencionamos los signos del zodíaco, utilizamos conceptos desarrollados hace más de 4.000 años en Mesopotamia.
La astronomía mesopotámica también nos recuerda que el progreso científico no es lineal ni eurocéntrico. Los babilonios desarrollaron métodos matemáticos sofisticados para modelar los fenómenos celestes casi 2.000 años antes de la revolución científica europea, demostrando que diferentes culturas pueden crear sistemas de conocimiento precisos y predictivos dentro de sus propios marcos conceptuales.