En junio de 2025, el número de lunas confirmadas en el sistema solar supera los 290 satélites naturales. Júpiter y Saturno dominan este ranking con 95 y 146 lunas registradas respectivamente, seguidos por Urano (28), Neptuno (16), Marte (2) y la Tierra (1). Mercurio y Venus no tienen ninguna. Desde la década de 2000, campañas de observación automatizadas han descubierto una multitud de lunas pequeñas, a veces de menos de 1 km de diámetro. Solo entre 2017 y 2023, más de 60 nuevas lunas fueron añadidas a los catálogos, particularmente alrededor de Júpiter y Saturno, gracias a los telescopios Subaru (Mauna Kea) y Magallanes (Chile).
Durante mucho tiempo consideradas objetos inertes, las lunas del sistema solar son ahora vistas como mundos dinámicos, estructurados y a veces mucho más activos que algunos planetas. Su actividad interna, atmosférica o criovolcánica a menudo proviene de resonancias gravitacionales con su planeta anfitrión, produciendo suficiente disipación de energía interna para mantener entornos líquidos, incluso muy lejos del Sol. Estos son ahora objetivos prioritarios para la búsqueda de biofirmas y para futuras misiones de exploración robótica.
El descubrimiento de océanos subglaciales ha revolucionado nuestra comprensión de la zona habitable. Encélado (Saturno) está cruzado por fallas llamadas "rayas de tigre", de las que surgen plumas criogénicas ricas en agua, sales y moléculas orgánicas simples. Europa (Júpiter) muestra una superficie tectonizada con patrones de convección en el hielo, confirmando la presencia de un océano global bajo una corteza de 10 a 30 km. Ganímedes, la luna más grande del sistema solar, incluso tendría varias capas líquidas separadas por hielo a alta presión. Estos entornos, ricos en agua y posiblemente calentados localmente, son potencialmente habitables.
Ninguna otra luna iguala a Io (Júpiter) en términos de vulcanismo. Se han observado más de 400 volcanes activos allí, algunos de los cuales proyectan azufre a más de 500 km de altitud. Este intenso vulcanismo es causado por una fuerte disipación térmica debido a la resonancia orbital 1:2:4 con Europa y Ganímedes. La corteza rígida de Io está sujeta a enormes fuerzas de marea que generan fricción interna, convirtiendo la energía orbital en calor. La temperatura de los lagos de lava puede superar los 1500 K. Este cuerpo extraterrestre ofrece un ejemplo único de actividad geológica continua fuera de la Tierra.
Algunas lunas han desarrollado una envoltura gaseosa, un fenómeno raro entre los satélites. Titán, envuelto en una atmósfera densa de nitrógeno (1.45 bar), es el único satélite con un clima completo: vientos, lluvias de metano, lagos y ríos de hidrocarburos. Tritón (Neptuno), retrógrado y helado, tiene una tenue atmósfera de nitrógeno y metano, donde se observan géiseres de hielo de nitrógeno. Ganímedes, aunque modesta en densidad atmosférica, tiene una exosfera de oxígeno molecular (\(\text{O}_2\)), generada por sputtering: la eyección de átomos por bombardeo de partículas energéticas. Estas atmósferas son valiosos indicadores de los procesos de superficie e interacciones con el plasma magnetosférico.
Las lunas oceánicas representan los mejores candidatos para la búsqueda de vida extraterrestre. Tres criterios se reúnen allí: presencia de agua líquida, energía interna y química orgánica. La misión Europa Clipper (NASA, lanzamiento previsto para 2025) analizará el espesor del hielo y la composición de los posibles penachos de Europa. JUICE (ESA, lanzada en 2023) se centrará en Ganímedes, Calisto y Europa. En cuanto a Dragonfly (NASA), aterrizará en Titán alrededor de 2034 para explorar sus dunas y lagos. El objetivo común es claro: evaluar la habitabilidad de estos mundos, y quizás detectar moléculas prebióticas o rastros de vida primitiva en los eyecta o en la superficie.
Entre las aproximadamente 290 lunas registradas en el sistema solar, algunas se destacan por su impresionante tamaño, comparable al de los planetas. La más grande es Ganímedes, una luna de Júpiter, con un diámetro de 5268 km, más grande que Mercurio (4879 km). Le siguen Titán (Saturno, 5150 km), Calisto (Júpiter, 4820 km), Io (Júpiter, 3643 km) y la Luna terrestre (3474 km). Estas lunas gigantes a veces están diferenciadas, con un núcleo metálico, un manto de silicato y una corteza helada. Dan testimonio de una rica evolución geológica, a menudo marcada por resonancias orbitales complejas, una actividad interna duradera y, para algunas, una atmósfera o un océano líquido. Cabe señalar también que Tritón (Neptuno), con sus 2706 km, podría ser un antiguo objeto del cinturón de Kuiper capturado, lo que explicaría su órbita retrógrada y su actividad criovolcánica.
Moons | Planets | Diameter |
Ganymede | Jupiter | 5268 km |
Titan | Saturn | 5150 km |
Callisto | Jupiter | 4820 km |
Io | Jupiter | 3643 km |
Moon | Earth | 3474 km |
Europa | Jupiter | 3122 km |
Triton | Neptune | 2706 km |
Titania | Uranus | 1578 km |
Rhea | Saturn | 1528 km |
Oberon | Uranus | 1523 km |
Iapetus | Saturn | 1436 km |
Umbriel | Uranus | 1169 km |
Dione | Saturn | 1118 km |
Thetys | Saturn | 1056 km |
Ariel | Uranus | 1159 km |