Pocas lunas en nuestro sistema solar son tan fascinantes como Encélado. Aunque varios mundos helados podrían albergar océanos de agua líquida bajo sus cortezas congeladas, Encélado expulsa su océano al espacio, donde las naves espaciales pueden tomar muestras.
Encélado, la sexta luna más grande de Saturno con un diámetro de 504 km, fue descubierta en 1789 por el astrónomo William Herschel (1738–1822). Este mundo helado orbita Saturno a 238.000 km en solo 1,37 días, experimentando intensas fuerzas de marea que mantienen activo su interior. La misión Cassini (2004–2017) reveló en 2005 que penachos de vapor y partículas de hielo escapaban de su polo sur, convirtiendo a Encélado en uno de los cuerpos más geológicamente activos del sistema solar.
Estos penachos, emitidos a través de cuatro grandes fracturas paralelas apodadas "rayas de tigre" (Baghdad Sulcus, Damascus Sulcus, Cairo Sulcus, Alexandria Sulcus), contienen agua, sales, moléculas orgánicas e incluso granos de sílice nanoscópicos. Estos sugieren interacciones hidrotermales entre el agua líquida y el núcleo rocoso a temperaturas >90°C.
Los datos de Cassini confirmaron en 2015 la existencia de un océano global subterráneo de 10–30 km de profundidad, bajo una corteza de hielo de 20–30 km de espesor. Este océano se mantiene líquido gracias a:
Podría contener hasta 107 km3 de agua salada (similar en salinidad a los océanos terrestres). Las mediciones gravitacionales muestran que el océano está en contacto directo con el núcleo de silicato, permitiendo intercambios químicos complejos.