Imagen: La sonda Magellan cartografió con precisión la superficie de Venus utilizando altímetros de radar que trabajan en longitudes de onda en las que las nubes de Venus son transparentes. Esto hizo posible reconstruir el relieve del planeta por computadora en imágenes sintéticas.
Crédito: E. De Jong et al. (JPL), MIPL, Equipo Magellan, NASA.
Venus sufre un intenso efecto invernadero, su cielo está permanentemente encapotado, parece haber sido cubierto en su totalidad por lava volcánica. Estas características hacen de Venus un planeta fascinante y sumamente inhóspito, con un clima infernal y unas condiciones extremas que lo diferencian de otros planetas terrestres del sistema solar.
El efecto invernadero extremo: Venus tiene la atmósfera más densa de todos los planetas terrestres del sistema solar. Esta densa atmósfera está compuesta principalmente por dióxido de carbono (CO2), con trazas de gases como el nitrógeno y el azufre. El efecto invernadero resultante es tan intenso que ha causado un fenómeno de invernadero extremo, convirtiendo a Venus en el planeta más caliente del sistema solar, con una temperatura superficial promedio de alrededor de 470°C (878°F), más caliente que Mercurio a pesar de su proximidad al planeta. Sol.
Presión atmosférica aplastante: debido a su densa atmósfera, la presión atmosférica en la superficie de Venus es extremadamente alta, alcanzando aproximadamente 92 veces la de la Tierra. Esto es equivalente a la presión que uno sentiría a una profundidad de aproximadamente 1 km bajo el océano en la Tierra.
Rotación retrógrada lenta: A diferencia de la mayoría de los planetas del sistema solar, Venus tiene una rotación retrógrada, es decir, gira en sentido contrario a su revolución alrededor del Sol. Además, su rotación es excepcionalmente lenta, con un período de rotación de casi 243 días terrestres, lo que significa que los días de Venus son más largos que sus años.
Gruesa capa de nubes: La capa de nubes de Venus es gruesa y está compuesta principalmente por ácido sulfúrico. Estas nubes son tan densas que envuelven por completo al planeta, impidiendo cualquier observación directa de su superficie desde el espacio.
Fenómeno de superrotación: los vientos en la atmósfera de Venus se mueven extremadamente rápido, creando un fenómeno de superrotación. Los vientos atmosféricos pueden alcanzar velocidades de hasta 360 km/h (225 mph), mucho más rápido que la rotación del propio planeta.
Relieve volcánico: la superficie de Venus está marcada por vastos volcanes y extensas llanuras volcánicas. Los volcanes de Venus se encuentran entre los más grandes del sistema solar, con volcanes en escudo que se extienden por cientos de kilómetros. Además, la superficie tiene pocos cráteres, la densidad de impactos de meteoritos es la misma en toda la superficie del planeta. Lo que significa que los cráteres tienen menos de 500 millones de años, el rastro de los antiguos cráteres se ha borrado. Esto prueba que hubo una importante actividad volcánica hace unos 500 millones de años. No se observó cono humeante, parece que hoy no hay actividad volcánica. Todos los relieves, excepto el del monte Maxwell, tienen nombres de mujer (Eva, Helena, Cleopatra, Ishtar, Leda, Afrodita, Diana, Innini (diosa babilónica de la fertilidad)...).
Entre 1961 y 1983: La Unión Soviética lanzó la serie de 18 misiones Venera (Unión Soviética) para explorar Venus. Estas misiones incluyeron módulos de aterrizaje y sondas que transmitieron datos sobre la atmósfera, la superficie y el clima de Venus. Las misiones Venera permitieron los primeros aterrizajes exitosos en otro planeta.
1962: La sonda Mariner 2, lanzada por la NASA, sobrevoló con éxito Venus el 14 de diciembre de 1962, convirtiéndose en la primera misión en lograr un encuentro cercano con otro planeta. Realizó un sobrevuelo del planeta, recopilando datos sobre la atmósfera y la temperatura de la superficie. Sin embargo, la primera misión en aterrizar con éxito en Venus la llevó a cabo la Unión Soviética con la misión Venera 7 en 1970.
1978: La misión Pioneer Venus (EE. UU.) fue lanzada en 1978 por la NASA. Incluía dos sondas, una sonda atmosférica que entró en la atmósfera de Venus y una sonda orbital que estudió la atmósfera, las nubes y las características geológicas del planeta.
1989: La misión Magellan de la NASA (EE. UU.) fue una sonda orbital que cartografió casi por completo la superficie de Venus utilizando técnicas de radar. Proporcionó imágenes detalladas de la topografía, montañas, volcanes y cráteres de Venus.
2005: La misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea fue diseñada para estudiar la atmósfera y el clima de Venus. La sonda en órbita recopiló datos sobre la composición atmosférica, los vientos, las nubes y las características de la superficie.
2010: La misión de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), la misión Akatsuki, fue una sonda orbital para estudiar la atmósfera y el clima de Venus. Proporcionó observaciones detalladas de la dinámica atmosférica y los fenómenos meteorológicos del planeta.