El satélite japonés **HINODE**, lanzado en 2006 por la JAXA en colaboración con la NASA y la ESA, está especializado en la observación de la corona solar con una precisión extrema. Durante un eclipse solar, HINODE no es solo un espectador pasivo: se convierte en una herramienta de diagnóstico avanzado del plasma coronal.
Gracias a su telescopio óptico (SOT) y su espectrómetro de rayos X (XRT), HINODE registra las variaciones de intensidad, temperatura y estructuración magnética en la corona solar, donde la atmósfera solar se extiende cientos de miles de kilómetros más allá del disco visible. Durante un eclipse observado el 22 de julio de 2009, HINODE reveló con precisión arcos coronales dinámicos y eyecciones de masa coronal (CME) en curso, gracias a la ocultación natural proporcionada por la Luna.
Esta perspectiva espacial elimina las perturbaciones atmosféricas terrestres, ofreciendo así perfiles espectrales y térmicos de una rara precisión.
El satélite HINODE, colocado en una órbita heliosíncrona a unos 600 km de altitud, observa continuamente la superficie y la corona del Sol. Durante el eclipse parcial del 4 de enero de 2011, la trayectoria del satélite permitió varios pasajes del limbo lunar frente al disco solar durante su revolución orbital, lo que se conoce como ocultaciones múltiples.
La serie de satélites **PROBA** (PRoject for OnBoard Autonomy), desarrollada por la ESA, también ha desempeñado un papel notable en la observación de eclipses, en particular con **PROBA-2**, lanzado en 2009. Este satélite está equipado con el instrumento **SWAP** (Sun Watcher using Active Pixel System detector and Image Processing), una cámara EUV (Ultravioleta Extremo) que filma la corona solar en longitudes de onda alrededor de 17.4 nm.
Durante los eclipses, como el del 20 de marzo de 2015 o el del 21 de agosto de 2017, PROBA-2 capturó secuencias asombrosas donde la Luna, al ocultar parcialmente o totalmente el disco solar, permite observar en detalle la actividad de la corona. A diferencia de las observaciones terrestres, limitadas por la atmósfera y la breve duración de la totalidad, PROBA-2 registra varios pasajes del limbo lunar sobre el Sol durante su órbita polar heliosíncrona.
El interés físico de estos datos radica en el mapeo dinámico de las líneas del campo magnético solar y en el estudio de las fluctuaciones rápidas de la emisión EUV. Estas mediciones, imposibles de realizar desde la Tierra, contribuyen a alimentar los modelos de meteorología espacial, esenciales para la predicción de tormentas geomagnéticas.