El rover Curiosity, transportado por la nave Mars Science Laboratory, podrá buscar vida orgánica en Marte.
Sí, si el aterrizaje de alto riesgo en el suelo de Marte del 6 de agosto de 2012 sale bien. Lo sabremos el lunes 6 de agosto de 2012 a las 05:31 UTC, es decir, 14 minutos después del aterrizaje mismo. Este es el tiempo que tardan las señales en atravesar el espacio entre Marte y la Tierra. Solo el 40% de las naves enviadas a Marte han tenido éxito en su aterrizaje.
Marte es el único planeta cuya superficie podemos ver bien desde nuestras observaciones terrestres. El público, mirando el planeta misterioso a través de un telescopio, imagina que verá lo que ve en los mejores libros que reproducen magníficas fotografías en papel brillante. Pero es solo gracias a los robots que aterrizan en Marte que podemos admirar imágenes reales del suelo marciano. El 6 de agosto de 2012, Curiosity, el robot de 900 kg de tecnología, pondrá nerviosos a los astrónomos de la NASA cuando intente aterrizar en la región del cráter Gale en Marte. Debe aterrizar en la noche del domingo al lunes en el planeta rojo, al final de un largo viaje de más de ocho meses. "Marte está siendo amable con nosotros, tendremos buenas condiciones para el domingo... una tormenta de polvo detectada hace unos días se ha disipado, dando paso a una nube de polvo bastante benigna", dijo el científico Ashwin Vasavada.
Los 2.500 millones de dólares invertidos en Curiosity nos permitirán responder a una pregunta angustiosa: ¿estamos solos en el universo?
De hecho, el robot tiene la tarea, durante los próximos 2 años, de encontrar rastros de vida pasada o presente en Marte.
Si hay rastros de vida en otro planeta del sistema solar, significa que la vida está en todas partes y forma parte de la materia del universo.
El aterrizaje de Curiosity es el más complejo de los aterrizajes ya realizados en Marte porque el robot es demasiado pesado para que el impacto sea amortiguado con globos llenos de aire.
Para pasar de 21.243 km/h a 2,74 km/h en 7 minutos, los ingenieros tuvieron que diseñar un inmenso "paracaídas" de unos 20 metros de diámetro, equipado con retrocohetes que permitirán al robot aterrizar como una pluma. Durante estos 7 minutos de terror, como los llama la NASA, tres sondas en órbita alrededor de Marte recuperarán las señales enviadas por Curiosity para retransmitirlas a los científicos en Pasadena.
Solo después de este enfoque de alto riesgo, Curiosity desplegará su misión en Marte. Gracias a un generador nuclear, partirá con los ojos bien abiertos de las cámaras de alta definición en busca de vida orgánica.
Un láser le permitirá evitar los obstáculos que se le presenten a menos de siete metros. Muchos otros instrumentos de alta tecnología le ayudarán a buscar rastros de vida en un entorno aparentemente estéril.
Simples moléculas de metano serán suficientes para la felicidad de los científicos, ya que este gas se busca para detectar la presencia de vida. Para satisfacer nuestra curiosidad, el robot tendrá que excavar, detectar, perforar, tomar muestras, analizar la materia del universo y, por supuesto, enviar sus observaciones de regreso a nosotros, pobres humanos. Pero después de más de 8 meses de "gestación," la duración de su viaje espacial, tendrá que superar el paso arriesgado de su nacimiento en el Planeta Rojo (ver los detalles de su salida en la imagen adjunta).
Imagen: El aterrizaje del robot Curiosity es una verdadera hazaña. Para convencerse, basta con ver el pequeño vídeo de la NASA.
Desde 1964, Marte ha recibido la visita de numerosas sondas y robots que han visitado este planeta con mayor o menor éxito.
Otras misiones ya están programadas para desvelar los secretos de este misterioso planeta.
El día marciano es casi igual al día terrestre; dura 24 horas y 42 minutos. Esto permite a los ingenieros del JPL (Jet Propulsion Laboratory) comunicarse con Curiosity al ritmo de un día terrestre con el planeta Marte.
Trabajan durante las noches marcianas y envían las instrucciones al robot a primera hora de la mañana. Curiosity las aplica durante el día y transmite todos sus resultados por la noche. La comunicación con el rover Curiosity se realiza a través de las tres sondas colocadas en órbita alrededor de Marte, que sirven como relevos de transmisión. Así, Curiosity siempre es alcanzable desde la Tierra. El robot está equipado con 3 antenas especializadas de diferentes potencias para recibir instrucciones y enviar los datos recopilados por la sonda a los relevos en órbita. La tasa de transmisión es aparentemente ridícula pero suficiente; los datos se transmiten a los relevos a una velocidad de 1,35 Mbits/s en emisión y 256 Kbits/s en recepción. Bajo el robot hay 8 cámaras Hazcams que filman el suelo permanentemente en blanco y negro y una cámara 3D con una resolución de 1 Megapíxel para evitar obstáculos.
Otras dos cámaras Mastcams situadas en la cabeza del robot filman en HD y 3D a color con una resolución de 2 Megapíxeles.
Otra pequeña cámara Mahli equipada con un flash puede fotografiar objetos microscópicos de 12,5 micrones. Su láser Chemcam le permite apuntar a una roca y analizar el gas que desprende para deducir su composición. Su brazo articulado de 1,9 metros está equipado con un taladro, un cepillo y una mini pala para recuperar rocas y almacenar las muestras en dos compartimentos dentro del robot donde serán analizadas.
Los ingenieros buscaron ante todo la robustez; el cerebro electrónico del robot no debería tener más de una avería en 15 años. Está equipado con un pequeño procesador a 200 MHz, un PowerPc 750, como los antiguos Mac G3 de Apple, entre 1997 y 2001. La memoria RAM es de 256 MB y el almacenamiento se realiza en 2 GB de memoria flash. El sistema operativo VxWorks, editado por una filial de Intel, se aloja en otra memoria flash actualizada por descarga desde la Tierra. Todos estos dispositivos funcionan gracias a un generador nuclear que almacena la electricidad producida a partir del calor liberado por la desintegración natural del dióxido de plutonio en dos baterías recargables de iones de litio. La autonomía del robot se estima en 687 días, es decir, la duración de un año marciano.