Los vientos solares presentan varias características notables que los hacen únicos y esenciales en el estudio del espacio interplanetario y los fenómenos solares. Los vientos solares son flujos de partículas cargadas, principalmente protones y electrones con una pequeña proporción de núcleos de helio y trazas de iones más pesados, que forman un plasma, un estado de la materia donde las partículas están ionizadas y conducen la electricidad. Proceden de la corona solar, donde las temperaturas extremadamente altas permiten que las partículas escapen de la atracción gravitacional del Sol.
El Sol produce continuamente 380 billones de billones de megavatios (≈ 3,8 × 1026 W) y lo ha hecho durante 5 mil millones de años. Las manifestaciones más espectaculares durante períodos de intensa actividad magnética son la aparición de manchas solares y protuberancias. El número de manchas aumenta gradualmente durante el ciclo de ≈ 11 años.
Los vientos solares llenan el espacio interplanetario, creando un entorno dinámico que afecta a los planetas, cometas y otros objetos celestes. Transportan consigo el campo magnético solar, creando un campo magnético interplanetario que se extiende por todo el sistema solar. En planetas sin un campo magnético fuerte, como Marte, los vientos solares pueden erosionar la atmósfera con el tiempo. Los vientos solares interactúan con las magnetosferas de los planetas, provocando fenómenos como las auroras polares en la Tierra.
Las partículas de los vientos solares pueden representar un peligro para los astronautas y los equipos electrónicos de los satélites y sondas espaciales. Los protones y los iones pesados presentes en los vientos solares son formas de radiación ionizante. Cuando penetran en los tejidos humanos, pueden causar daño celular, aumentando el riesgo de cáncer, problemas de salud a largo plazo y síndromes agudos por radiación. Las partículas energéticas pueden dañar los componentes electrónicos de los satélites y sondas espaciales. Pueden causar errores en los circuitos integrados, dañar las células solares y reducir la vida útil de los equipos.
Los vientos solares contribuyen a la formación de la helioesfera, una burbuja protectora que rodea el sistema solar y nos protege de los rayos cósmicos galácticos. La interacción de los vientos solares con el medio interestelar define los límites de la helioesfera, marcados por la helio pausa.