
El helio tiene la particularidad de haber sido descubierto en el Sol antes de ser encontrado en la Tierra. En 1868, durante un eclipse solar, el astrónomo francés Pierre Janssen (1824-1907) observó una línea amarilla desconocida en el espectro solar. El mismo año, el astrónomo británico Norman Lockyer (1836-1920) identificó esta línea y propuso que pertenecía a un nuevo elemento, al que llamó helio (del griego helios = sol). No fue hasta 1895 que el químico sueco Per Teodor Cleve (1840-1905) y, de manera independiente, William Ramsay (1852-1916) aislaron el helio en la Tierra a partir de la cleveíta, un mineral radiactivo.
El helio (símbolo He, número atómico 2) es el primer gas noble de la tabla periódica, compuesto por dos protones, dos neutrones (para el isótopo más común) y dos electrones. Los dos isótopos estables principales son el helio-4 \(\,^{4}\mathrm{He}\) (≈ 99,999863%) y el helio-3 \(\,^{3}\mathrm{He}\) (≈ 0,000137%).
A temperatura ambiente, el helio es un gas monoatómico (He), extremadamente ligero (densidad ≈ 0,1785 g/L), incoloro, inodoro y completamente inerte desde el punto de vista químico. La temperatura a la que los estados líquido y sólido pueden coexistir (punto de fusión): 0,95 K (−272,20 °C) a 2,5 MPa (el helio no se solidifica a presión atmosférica). La temperatura a la que pasa de líquido a gas (punto de ebullición): 4,222 K (−268,928 °C) a presión atmosférica.
| Isótopo / Notación | Protones (Z) | Neutrones (N) | Masa atómica (u) | Abundancia natural | Vida media / Estabilidad | Decaimiento / Observaciones |
|---|---|---|---|---|---|---|
| Helio-3 — \(\,^{3}\mathrm{He}\,\) | 2 | 1 | 3.016029 u | ≈ 0,000137 % | Estable | Raro en la Tierra, más abundante en el espacio; utilizado en criogenia e investigación de fusión. |
| Helio-4 — \(\,^{4}\mathrm{He}\,\) | 2 | 2 | 4.002603 u | ≈ 99,999863 % | Estable | Isótopo mayoritario; núcleo alfa emitido durante la desintegración radiactiva; se vuelve superfluido por debajo de 2,17 K. |
| Helio-5 — \(\,^{5}\mathrm{He}\,\) | 2 | 3 | 5.012057 u | No natural | ≈ 7 × 10⁻²² s | Extremadamente inestable; se desintegra rápidamente en \(\,^{4}\mathrm{He}\) + neutrón. |
| Helio-6 — \(\,^{6}\mathrm{He}\,\) | 2 | 4 | 6.018889 u | No natural | 0,807 s | Radiactivo β\(^-\) dando \(\,^{6}\mathrm{Li}\); producido artificialmente en laboratorios. |
| Isótopos más pesados — \(\,^{7}\mathrm{He},\,^{8}\mathrm{He},\,^{10}\mathrm{He}\) | 2 | 5 — 8 | — (resonancias) | No naturales | \(10^{-21}\) — 0,003 s | Estados muy inestables observados en física nuclear; desintegración por emisión de neutrones. |
N.B. :
Capas electrónicas: Cómo se organizan los electrones alrededor del núcleo.
El helio tiene 2 electrones distribuidos en una sola capa electrónica. Su configuración electrónica completa es: 1s², lo que también puede escribirse como: K(2). El helio es el único elemento estable con una sola capa electrónica completa.
Capa K (n=1): Contiene 2 electrones en el subnivel 1s. Esta única capa está completa y saturada, ya que la primera capa solo puede contener un máximo de 2 electrones. Esta configuración representa el estado energético más estable posible para 2 electrones.
El helio tiene 2 electrones en su única capa, formando una configuración electrónica saturada. Esta configuración explica sus excepcionales propiedades químicas:
El helio no pierde ni gana electrones bajo ninguna condición, lo que explica la ausencia total de estados de oxidación.
La capa de valencia completa confiere al helio una inercia química absoluta, de ahí su clasificación entre los gases nobles (o gases raros).
Nunca se ha sintetizado ningún compuesto químico de helio, ni siquiera en condiciones extremas de laboratorio. El helio es el elemento más inerte de todos los elementos químicos, superando incluso al neón.
La configuración electrónica del helio, con su única capa completa de 2 electrones, lo convierte en el elemento más estable e inerte de la tabla periódica. Esta estructura le confiere propiedades características excepcionales: inercia química absoluta (el helio no forma compuestos ni reacciona con ningún elemento), la energía de ionización más alta de todos los elementos (es prácticamente imposible arrancar un electrón), el punto de ebullición más bajo de todos los elementos (4.2 K o -269°C), y es el único elemento que no puede solidificarse a presión atmosférica, ni siquiera a cero absoluto.
El helio representa el estado energético más estable para 2 electrones. Su configuración sirve como referencia para describir los elementos del segundo período de la tabla periódica. Muchos iones buscan alcanzar esta configuración estable [He] perdiendo electrones (como Li⁺, Be²⁺).
La importancia del helio radica enteramente en sus excepcionales propiedades físicas: el helio líquido es el fluido criogénico definitivo, utilizado para enfriar los imanes superconductores de las máquinas de resonancia magnética, aceleradores de partículas como el LHC, y en la investigación de la superconductividad; el gas helio se utiliza para inflar globos y dirigibles debido a su ligereza (segundo elemento más ligero después del hidrógeno) y su no inflamabilidad; sirve como gas protector en la soldadura por arco para metales reactivos; el helio se utiliza en mezclas respiratorias para buceo profundo (heliox) porque es menos soluble en la sangre que el nitrógeno, reduciendo los riesgos de narcosis y enfermedad por descompresión; sirve como gas portador en cromatografía de gases; el helio también se utiliza para detectar fugas en sistemas de vacío debido a su tamaño atómico muy pequeño. El helio es el segundo elemento más abundante del universo después del hidrógeno, producido por fusión nuclear en las estrellas, pero es relativamente raro en la Tierra porque su ligereza le permite escapar de la atmósfera terrestre. Las reservas terrestres de helio provienen de la desintegración radiactiva natural en la corteza terrestre, atrapado en ciertos depósitos de gas natural, lo que lo convierte en un recurso no renovable y estratégico.
El helio es el gas noble por excelencia: su capa electrónica externa está completa, lo que lo hace químicamente inerte. Prácticamente no forma enlaces químicos estables en condiciones normales. Incluso a muy alta presión y baja temperatura, el helio resiste la formación de compuestos. Esta inercia total hace del helio el elemento más estable y no reactivo de todos. Sin embargo, el helio puede quedar atrapado en estructuras moleculares complejas (compuestos de inclusión) o formar moléculas iónicas efímeras como HeH⁺ (ión hidruro de helio), detectado en el medio interestelar.
El helio representa aproximadamente el 24% de la masa bariónica del universo, lo que lo convierte en el segundo elemento más abundante después del hidrógeno. Fue sintetizado en grandes cantidades durante la nucleosíntesis primordial, unos minutos después del Big Bang. En las estrellas, el helio es el principal producto de la fusión del hidrógeno. Cuando el hidrógeno se agota en el núcleo estelar, comienza la fusión del helio a temperaturas superiores a 100 millones de kelvin, produciendo carbono y oxígeno a través del proceso triple alfa.
La abundancia de helio en el universo es una prueba importante del modelo del Big Bang. Las mediciones precisas de la proporción helio/hidrógeno ayudan a limitar los parámetros cosmológicos y a probar teorías sobre la evolución del universo primitivo. El helio-3, aunque raro en la Tierra, está presente en cantidades significativas en el viento solar y en la superficie de la Luna, donde algún día podría extraerse como combustible para la fusión nuclear.
El helio líquido, particularmente el helio-4 por debajo de 2,17 K (punto lambda), se vuelve superfluido: fluye sin ninguna viscosidad y puede subir por las paredes de los recipientes. Este comportamiento espectacular ilustra los efectos cuánticos a escala macroscópica y ha revolucionado nuestra comprensión de la materia condensada.
N.B.:
El helio es un recurso no renovable en la Tierra. Se produce naturalmente por la desintegración radiactiva del uranio y el torio en la corteza terrestre, luego queda atrapado en ciertos depósitos de gas natural. Una vez liberado en la atmósfera, el helio es tan ligero que escapa de la gravedad terrestre y se pierde en el espacio. El consumo actual de helio supera ampliamente su producción natural, lo que plantea preocupaciones sobre su disponibilidad futura para aplicaciones críticas en medicina e investigación científica.