La NGC 2170 es una magnífica nebulosa ubicada en la constelación de Monoceros, a unos 2.400 años luz de nosotros. Mezcla varios tipos de nubes: zonas azules donde la luz de las estrellas jóvenes se dispersa, regiones rojas brillantes debido al gas caliente, y bandas oscuras de polvo espeso que ocultan parcialmente la luz. Este conjunto colorido y complejo es causado por la forma en que los granos de polvo de la nube Mon R2 absorben y dispersan la luz.
NGC 2170 forma parte de una gran nube llena de hidrógeno molecular (H2) y polvo interestelar, compuesto por silicatos y carbono. Este polvo captura la luz ultravioleta de las estrellas jóvenes y masivas y la reemite en forma de luz infrarroja, invisible al ojo humano. Gracias a las observaciones del satélite Herschel, se han detectado varias zonas de gas ionizado y chorros de estrellas jóvenes, lo que indica que la formación de estrellas está en curso.
Los colores de NGC 2170 se explican por diferentes fenómenos: el azul proviene de la luz de las estrellas jóvenes dispersada por granos de polvo muy pequeños, mientras que el rojo proviene del gas caliente que emite su propia luz. Las zonas oscuras corresponden a concentraciones de polvo que bloquean la luz visible pero brillan en el infrarrojo, revelando el calor que contienen.
La dispersión de la luz depende de la longitud de onda: cuanto más azul es la luz, más se dispersa, lo que explica por qué el azul domina en las nebulosas de reflexión. Esta interacción luz-polvo también ayuda a los astrónomos a comprender mejor el tamaño y la distribución de los granos de polvo en la nube.
NGC 2170 es un verdadero "vivero" de estrellas. En esta región, se han detectado muchas protoestrellas gracias a los telescopios espaciales Spitzer y la red ALMA. Estas estrellas jóvenes, aún rodeadas de discos de materia que podrían formar planetas, envían potentes chorros de materia en direcciones opuestas, esculpiendo la nube a su alrededor. El gas en la región es muy frío, alrededor de 25 K (-248 °C), y bastante denso, con unas 10.000 partículas por centímetro cúbico.
Estas condiciones favorecen el crecimiento de las estrellas y la fragmentación de la nube en varias regiones densas, un proceso estudiado por Edwin Salpeter (1924-2008) para entender cómo se distribuyen las masas de las estrellas al nacer.
Al observar la luz emitida por NGC 2170, los astrónomos detectan firmas de moléculas como CO, NH₃ o CH₃OH, lo que muestra que la química es muy activa allí. La luz infrarroja capturada por el telescopio Spitzer permite identificar las zonas donde el gas se calienta y localizar los núcleos de estrellas en formación. Mediante modelos informáticos, es posible reconstruir la forma en 3D de la nube y estimar su masa total en aproximadamente 3.000 veces la masa del Sol.
N.B.:
En una nebulosa de reflexión como NGC 2170, la temperatura del polvo sigue siendo baja (\(T < 30\,K\)), lo que implica que la mayor parte de su radiación se encuentra en el infrarrojo lejano.
| Parámetro | Valor estimado | Método de observación | Comentario |
|---|---|---|---|
| Distancia | ≈ 2.400 al | Fotometría infrarroja | Basada en la luminosidad de las estrellas asociadas |
| Temperatura media | ≈ 25 K | Medición del continuo IR (Herschel) | Región fría y densa |
| Densidad media | 104 cm-3 | Espectroscopia milimétrica (CO) | Gas molecular denso |
| Edad estimada | < 2 millones de años | Datación de estrellas jóvenes | Región aún en formación |
| Masa total | ≈ 3.000 M☉ | Modelado del flujo infrarrojo | Incluye polvo y gas molecular |