⚡ Metaverso, el siguiente paso en la evolución
Imagen: La autoorganización del universo material según Eric Jantsch (1929-1980). En su libro “El universo autoorganizado”, Erich Jantsh ha demostrado que todo el universo se autoorganiza, desde el Big Bang hasta las sociedades humanas.
Este diagrama muestra una "macroevolución" durante el cual grandes estructuras se condensan y alternan con una "microevolución" durante el cual se forman nuevos componentes elementales. Los átomos ligeros forman las estrellas que forman los átomos pesados que forman los planetas que forman las moléculas, etc.
En este proceso, la energía que se conserva se disipa cada vez más rápidamente. Tiende a transformarse irreversiblemente en calor: es la flecha del tiempo.
Evolución termodinámica del mundo
En el siglo XVI, la Tierra se convirtió en un planeta como cualquier otro. En el siglo XIX, el Sol es una estrella entre miles de millones de estrellas. En el siglo XX, nuestra Vía Láctea es una galaxia entre miles de millones de galaxias, pero nuestra percepción del universo bien puede ser incompleta.
En el siglo XXI, es posible que nuestro mundo se convierta en uno entre miles de millones de otros.
Si observamos el mundo en una realidad material familiar es porque estamos hechos de materia. Cualquier teoría que incluya nuestra existencia debe ser necesariamente consistente con nuestra propia construcción.
Nuestra apariencia es el resultado de un proceso que obedece a las leyes de la termodinámica. Este proceso generó una autoorganización que oscila entre una macroevolución y una microevolución (diagrama opuesto).
Observamos en la evolución de nuestro Universo estructuras que aparecen espontáneamente bajo un flujo permanente de energía que se disipa. Los átomos ligeros generan estrellas que generan átomos pesados que generan planetas que generan moléculas, que generan océanos prebióticos. Y continúa con cadenas moleculares, ciclos autocatalíticos, genes, procariotas, genomas, eucariotas, cromosomas, organismos multicelulares, cerebros, hombres, un cerebro global, sociedades humanas y mundos paralelos del mañana.
Este proceso se produce cada vez más rápido y hay una autoaceleración irreversible en la disipación de la energía original.
¡Pero el mundo material tridimensional puede ser solo una ilusión!
Los objetos materiales que nos rodean son solo una posible representación de la realidad.
En el corazón mismo de la materia, el mundo cuántico nos muestra una energía intensa donde la materia ocupa un volumen insignificante. No hay nada en absoluto, solo un vacío en el que la materia aparece y desaparece constantemente, en varios lugares y en varios estados al mismo tiempo. Además, no hay distinción entre pasado, presente y futuro. Esto abre las puertas a una multitud de mundos probables, a un número infinito de mundos paralelos que pueden generar un metauniverso.
La materia cuántica es como un conjunto de información que cuando es interpretada por nuestro cerebro formará objetos del mundo real. Entre todos los mundos posibles, nuestra conciencia elige el más probable, el que ha sido seleccionado por nuestros sentidos para sentir la experiencia de la realidad.
¡Pero la realidad futura no será virtual!
N.B.: el físico y químico ruso Ilya Prigogine (1917-2003), premio Nobel de Química en 1977, demostró que la autoorganización es una característica de las estructuras disipativas, es decir, estructuras que aparecen espontáneamente bajo un flujo permanente de energía. Cualquier estructura que intercambie energía o materia con su entorno es una estructura disipativa, desde las galaxias hasta las sociedades humanas.
Metaverso y estructura disipativa
Imagen: el metaverso es una estructura disipativa.
Se necesitará una infinidad de informaciones codificadas para crear mundos virtuales que aparezcan y desaparezcan en la estructura de red de Internet.
Los mundos paralelos así creados y equipados con inteligencia artificial producirán su propia información. Así, el sistema disipativo (intercambio de energía, creación de entropía) y la aparición espontánea de una ruptura en la simetría espacial (anisotropía) se volverán caóticos. Será necesaria una nueva etapa en la macroevolución.
El concepto de metaverso se describió por primera vez en la novela de 1992 "Snow Crash" de Neal Town Stephenson (1959-). Este cuento de ficción describe una sociedad imaginaria organizada de tal manera que es imposible escapar de ella.
El metaverso bien puede ser la continuación de la macroevolución que comenzó hace 13,77 mil millones de años. El metaverso o metauniverso es un conjunto de mundos paralelos en los que entraremos lenta pero irresistiblemente.
Estos mundos virtuales pueden estar cerca del mundo real o completamente desconectados.
Para algunos ciudadanos, estos mundos paralelos serán aterradores. Ya no podrán ejercer su libre albedrío y serán sacudidos por un abrumador flujo de energía. Otros podrán adquirir el don de la ubicuidad. Cascos de realidad virtual, gafas de realidad aumentada, experiencias inmersivas, sus avatares formarán parte de su entorno.
Los Avatares (seres inmateriales) podrán seguir todos los eventos del metaverso mientras nosotros (seres materiales) permaneceremos en el aburrido y aburrido mundo físico.
Es muy fácil engañar a nuestro cerebro para que le presente paquetes de información creados por software de computadora. Estos mundos virtuales imaginados pueden albergar una comunidad de usuarios presentes en forma de avatares que se mueven e interactúan en tres dimensiones. Estos mundos pueden respetar las leyes físicas (gravedad, tiempo, espacio, energía, etc.), pero pueden crear otras.
Estos mundos serán tantas estructuras disipativas donde la información generada no dejará de aumentar exponencialmente durante un tiempo determinado. Aunque las nuevas tecnologías reducirán el consumo de energía de los centros de datos, el aumento fenomenal en la masa de información hará que el sistema caótico. Otro paso en la macroevolución vendrá cuando estos centros de datos disipen más energía de la que produce el planeta. En 2020, el consumo de electricidad del centro de datos (500 TWh) representa el 2% del consumo mundial de electricidad.
N.B.: "Snow crash" designa en las ciencias de la informática un colapso total del sistema que fragmenta la parte de la computadora que gestiona la visualización de píxeles en la pantalla, lo que resulta en un apocalipsis de información.